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Miercoles 9 de marzo de 2011
La clave del desplazamiento de los caracoles no está en su baba como sospechaban hasta ahora los científicos, sino posiblemente en sus complejos movimientos musculares, un hallazgo que dará claves sobre cómo construir robots que imiten esta forma de propulsión.
Investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), en colaboración con la Universidad de California, en San Diego, y la de Stanford, ambas en Estados Unidos, han llegado a esta conclusión tras estudiar los niveles de dependencia física de la baba en el desplazamiento del caracol.
El objetivo de la investigación, publicada recientemente en la revista "Journal of Experimental Biology", ha sido obtener datos que contribuyan al desarrollo de robots que puedan desplazarse con algún método similar al del caracol.
Hasta ahora se sabía que los caracoles y las babosas se desplazan mediante ondas musculares que progresan desde la cola hasta la cabeza del animal, pero se desconocía la importancia de la baba en sus movimientos.
El estudio del desplazamiento de los caracoles ha interesado siempre a los científicos dado que se mueven sobre una sustancia altamente adhesiva, pero apenas ejercen fuerza en sus movimientos, que distribuyen sobre zonas amplias, en lugar de en puntos concretos, y en ese proceso arrastran fluido.
Se ha comprobado que las propiedades de ese fluido no resultan esenciales para la propulsión sino para trepar por paredes, caminar boca abajo o preservar la humedad del cuerpo al encontrarse sobre suelos secos.
Según uno de los autores de la investigación, Javier Rodríguez, profefor del departamento de Ingeniería Térmica y Fluidos de la UC3M, el objetivo de esta estudio ha sido obtener datos para el desarrollo de robots que se puedan propulsar "sobre cualquier película fluida, sin tener que llevar su propia reserva de baba a cuestas". La baba del caracol tiene "un comportamiento muy particular porque se trata de un tipo específico de fluido de propiedades físicas complejas, que es lo que se denomina fluido no newtoniano", ha añadido el experto.
Como parte del trabajo, se ha grabado con cámaras digitales el movimiento a lo largo de superficies transparentes de una muestra de caracoles, a los que se les ha iluminado el vientre de formas distintas.
Posteriormente, se han analizado con ordenador los datos obtenidos en los experimentos para reconstruir en tres dimensiones la morfología del vientre del caracol durante el desplazamiento.
Para medir la velocidad de la onda, se ha utilizado una lámpara enfocando desde abajo, mientras que para calcular la deformación vertical del cuerpo se ha recurrido a un plano láser de baja potencia, para no dañar al animal, incidiendo en ángulos determinados.
Efe.
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