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Muchos habitantes de las grandes ciudades están sumergidos en problemas de carácter psicológico y buscan diferentes maneras de solucionarlos. La tendencia del momento es pedirle cita a un delfinoterapeuta.
Misha es un profesional experimentado con decenas de sesiones con niños y adultos en su currículum. Con razón, una hora de su tiempo cuesta cerca de cien dólares. Su cliente Victoria Chertkova trabaja de maestra y, aunque le cuesta un ojo de la cara, se permite este lujo cada 6 meses. Dice que al comunicarse con delfines se siente como si estuviera en otra dimensión.
Estos ingeniosos habitantes del mar Negro son capaces de ayudar a diagnosticados con autismo o parálisis cerebral infantil. Sin embargo, últimamente su clientela está compuesta mayoritariamente por trabajadores administrativos estresados.
La psicoterapeuta y directora del centro de delfinoterapia en Járkov (Ucrania), Yelena Kushnírskaya, dice que decidió ofrecer esta terapia de relajación para adultos porque hay mucha gente que viene con depresión y pide ayuda. Muchos tienen un diagnóstico muy popular: síndrome de cansancio crónico, es decir síndrome del gerente.
Al principio, el empleado bancario Dmitri Garmash no solía tomarse esta terapia en serio, y lo probó por pura diversión. "Antes siempre terminaba mi dura semana laboral yendo a la sauna. Pero ha surgido la terapia de relajación con delfines. Tuve ganas de ir una vez y ¡me gustó de verdad!", explica Dmitri.
La terapia se divide en tres fases. Primer paso es la meditación. Los clientes tratan de imaginarse que están a la orilla del mar y de desconectarse de la rutina diaria. Segundo paso: el contacto. La caricia es la clave para una comunicación beneficiosa entre estos cetáceos y sus pacientes, es un poderoso intercambio de energías.
Nadar con estas criaturas marinas es una panacea segura para quienes sufren de estrés porque, además de placer emocional, se trata de un masaje con ultrasonido a nivel celular. Los médicos y los físicos han demostrado la influencia que tiene el ultrasonido de los delfines sobre los seres humanos. Esta capacidad aumenta bajo el agua y se llama ecolocación. Al estar en contacto directo con estos mamíferos, el hombre se somete un efecto saludable del ultrasónico.
Dolor de cabeza, insomnio, mal humor… Sea cual sea su queja, estos galenos con aletas les ofrecerán un revitalizante cóctel energético de vibraciones positivas acompañadas de su característico canto.
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