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Lunes 16 de Mayo de 2011
La localidad burgalesa de Hontomín es el centro de una zona donde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) realiza pruebas para determinar el posible resultado práctico de inyectar CO2 a unos 1.500 metros bajo tierra para reducir su efecto contaminante.La responsable del proyecto, Arantxa Ugalde, ha explicado hoy que no se trata de una instalación industrial, sino de una red de seguimiento para determinar cuál podría ser el comportamiento del gas.
Si el resultado de los análisis que se están realizando es positivo se validará este sistema de almacenamiento, que podría ser muy útil "porque en España hay muchas zonas estables" donde se podría "enterrar" el gas.
La red, con una treintena de estaciones de seguimiento en una zona de unos diez kilómetros cuadrados, está equipada con sensores sísmicos, lo que incluso le permitió detectar el terremoto de Japón, aunque su objetivo es sólo el de elaborar una imagen tridimensional del subsuelo de la zona para determinar cómo se distribuiría el CO2.
Los sensores permiten una medición continua del subsuelo hasta pocos kilómetros de profundidad para aclarar su estructura en esta zona, caracterizada por su estabilidad.
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