Peru y Ecuador,nuevos tipos de arboles
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Biólogos ecuatorianos han descubierto 25 nuevas especies de árboles, algunos de hasta 30 metros, en un lugar de la Amazonía que, según sus estudios, es el rincón con mayor diversidad biológica del mundo.El hallazgo es uno de los frutos de 15 años de análisis intensivo de una pequeña parcela del Parque Natural Yasuní, localizado al este del país, fronterizo con Perú.
Aunque el ser humano identifica nuevas especies de forma casi rutinaria, principalmente insectos o ranas, es raro encontrar árboles ignotos.
"Es algo extraordinario para un bosque que en un estudio hayamos encontrado esas especies nuevas en ese número", dijo a Efe Renato Valencia, Subdecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
Cuando uno se topa con la "annona cupria" en las inmediaciones de la base científica de la PUCE en el Parque Natural Yasuní uno se pregunta cómo es posible que hasta hace poco este gran organismo fuera totalmente desconocido.
Se trata de una planta elegante, de corteza fisurada, suave y corchosa, que se eleva más de 20 metros sobre un suelo enrojecido por el color cobre de las hojas caídas, por las cuales el árbol ganó el apelativo de "cupria".
Es una de las nuevas especies identificadas en la zona y cuyo descubrimiento será divulgado en revistas científicas próximamente, según Valencia.
Entre ellas hay dos géneros nuevos, es decir, familias de especies hasta ahora desconocidas para los seres humanos.En total 1.200 especies diferentes de árboles y arbustos viven en una parcela de un kilómetro de largo por 500 metros de ancho en el Yasuní, que Valencia analiza desde 1995.
Ello la convierte en el pedazo de tierra con más biodiversidad del planeta, por encima de las selvas de Malasia, pues en tan sólo esas 50 hectáreas existen más especies de árboles que en Estados Unidos y Canadá juntos.
En el parque, que con casi un millón de hectáreas es la mayor reserva natural de Ecuador, viven más de mil especies de animales.
El proyecto dirigido por Valencia aspira a entender la dinámica de nacimiento, vida y muerte de los árboles de la Amazonía a partir del estudio detallado de una parcela elegida al azar, un método que también se lleva a cabo en otros puntos del planeta, como Brasil, Puerto Rico, India, Filipinas y Camerún.
Los científicos ecuatorianos mantienen una "ficha vital" de 304.000 tallos, cada uno de los cuales tiene alrededor una placa con un número de identidad.
"Cada cinco años nosotros venimos con una cintita, vemos el diámetro, vemos si está vivo, si está muerto y la estructura del árbol", dijo en la parcela de estudio Alvaro Pérez, un botánico con conocimiento enciclopédico de la flora selvática.
De vuelta en su laboratorio en la estación científica, los biólogos calculan su ritmo de crecimiento y la cantidad de carbono que almacenan, un factor clave para conocer la capacidad de los bosques de absorber los gases que provocan el calentamiento global.
A partir de estos datos han descubierto que las selvas amazónicas podrían captar carbono a una menor tasa que lo calculado anteriormente: 0,15 toneladas por año, en lugar de 1 tonelada, como han dicho algunos estudios.
Además, ahora saben que los árboles que crecen en la llamada "tierra firme", el terreno elevado que no se inunda periódicamente, contienen 150 toneladas de carbono por hectárea.
En cambio, en los bajíos, donde las plantas son más pequeñas, esa cantidad es de 100 toneladas.
Estas cifras pueden servir de base para un cálculo más exacto del papel de los "pulmones verdes" del planeta en la regulación de su clima, según los biólogos ecuatorianos, que con su estudio no sólo ofrecen respuestas, sino también nuevas incógnitas.
Una de ellas es cómo es posible que un gran número de especies de la misma familia, que usan el mismo tipo de recursos, convivan una al lado de la otra, sin que una logre ser dominante, como ocurre en bosques en otras latitudes.
Otro misterio es encontrar numerosos individuos de una especie que viven en solitario en la parcela de estudio, sin que se sepa cómo llegaron allí y cómo lograrán reproducirse.
"La selva es enigmática. A veces pensamos que lo conocemos todo, pero en realidad no conocemos ni siquiera el nombre de las especies en muchos casos", dijo Valencia.
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