Un tribunal en la ciudad india de Bhopal condenó este lunes a ocho personas por su responsabilidad en el escape de gas tóxico que provocó la muerte a miles de personas en 1984.
A 25 años después de la tragedia, la corte declaró culpables de "negligencia criminal" a los ex responsables de la compañía estadounidense Union Carbide.
Los acusados podrían recibir una pena de hasta dos años de cárcel cada uno, en una sentencia que se dará a conocer pronto.
Entre los condenados figuran quien era el máximo responsable de la filial india de la compañía, Keshub Mahindra, junto a otros altos cargos. Uno de ellos ya murió y el resto adelantó que apelará la condena.
El incidente ocurrió en la madrugada del 3 de diciembre de 1984. Una nube de gas tóxico proveniente de una planta de pesticidas de Union Carbide cubrió la ciudad de Bhopal.
Los residentes, histéricos, corrieron a los hospitales pero muchos no llegaron a tiempo y las calles pronto se llenaron de cadáveres.
En pocos días murieron unas 15.000 personas, en lo que se considera el peor accidente industrial de la historia.
Consecuencias
Las consecuencias de las 42 toneladas de isocianato de metilo que escaparon aquel día en forma de gas de un tanque de almacenamiento aún se notan hoy.
Tal como señala el corresponsal en Nueva Delhi, Chris Morris, decenas de miles de personas han sufrido desde entonces enfermedades crónicas y muertes prematuras, y ha habido un elevado número de niños nacidos con malformaciones.
Además, organizaciones ambientalistas insisten en que el veneno sigue allí, bajo la planta de pesticidas actualmente abandonada.
Por todo ello, a muchos les sorprendía que hasta la fecha nadie hubiera sido condenado por la catástrofe.
Caso interminableMás de una docena de jueces han tratado el caso desde 1987, después de que los investigadores indios acusaran a 12 personas de ser "culpables de homicidio sin grado de asesinato".
Sin embargo, diez años después la Corte Suprema redujo las acusaciones a "muerte por negligencia", lo que acarrearía dos años de prisión como máximo en caso de producirse una condena, que es lo que acaba de ocurrir.
Las asociaciones que representan a las víctimas calificaron la decisión del juez como una "injusticia total" y anunciaron que apelarán la sentencia ante tribunales superiores en busca de penas mayores.
Hace 20 años, Union Carbide pagó US$470 millones en compensaciones al gobierno indio.
Dow Chemicals, que compró la compañía en 1999, afirma que esa cantidad la absuelve de cualquier responsabilidad futura.
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En la madrugada del 3 de diciembre de 1984, la ciudad de Bhopal, en el estado indio de Madhya Pradesh, se convirtió en el escenario de uno de los peores accidentes industriales de la historia, cuando la planta de pesticidas de la multinacional estadounidense Union Carbide dejó escapar más de 40 toneladas de isocianato de metilo (MIC).
Aquel accidente, que se produjo al no tomarse las debidas precauciones durante las tareas de limpieza y mantenimiento de la planta, causó la muerte inmediata a 8.000 personas y otras 16.000 en los años posteriores.
Además, otro más de medio millón sufrió graves secuelas que aún hoy, 26 años después, siguen afectando a las generaciones posteriores. De hecho, más de 150.000 habitantes de Bhopal sufren en la actualidad enfermedades crónicas derivadas de la exposición al MIC, así como problemas respiratorios, ceguera, cánceres, desórdenes genitales, etc.
«La peor catástrofe ecológica de la historia», fue calificada en su momento. Una catástrofe que les ha costado a los responsables, siete directivos de Union Carbide, una condena de tan sólo dos años de cárcel y a una multa de 500.000 rupias (casi 8.900 euros) a la propia delegación india de la compañía estadounidense.
Esto no ha impedido que la empresa causante de aquella catástrofe siga con sus emisiones tóxicas, aunque bajo un nuevo dueño: Dow Chemical, que adquirió en 2001 buena parte de los activos de la multinacional.
«La nube se extendió rápidamente por gran parte de la ciudad, de cerca de 700.000 habitantes, y en plena noche, decenas de miles de personas con agudos problemas respiratorios y muchas de ellas cegadas por los efectos del gas, huyeron despavoridas», contaba ABC al día siguiente, cuando sólo se contabilizaban 1.100 muertos y 20.000 afectados.
La nube mortífera
El viento arrastró la mortífera nube hacia las barriadas de chabolas cercanas a la fábrica. Una nube de gases que, al ser más densos que el aire atmosférico, terminó recorriendo toda la ciudad a ras de suelo, produciendo entre los ciudadanos una caótica y desesperada huida que causó otro buen número de víctimas mortales en accidentes. Fallecieron, además, miles de cabezas de ganado y todas la tierras del entorno de la fábrica quedaron seriamente contaminadas tras el accidente, dañando los principales medios de sustento de la población. Toda una pesadilla que parece no tener fin y que sigue perpetuándose en una segunda generación de niños que nace con discapacidades físicas y psíquicas, así como ciegos y sordos. Unas víctimas que no existen para el Gobierno de Madhya Pradesh ni para Dow Cheminal.
«Hemos identificado 300 niños en la zona con problemas, pero creemos que hay miles. Son hijos de personas expuestas al gas, pero también de aquellos que beben el agua de los pozos. El Gobierno no les reconoce como víctimas y no reciben tratamiento», explicaba a ABC en noviembre Tarun Thomas, el director del único centro de rehabilitación que existe en la ciudad.
«Las condiciones son tan preocupantes –aseguraba en 2004 el abogado M. V. Joseph, que ha llevado a los tribunales a más de 70 empresas por utilizar productos contaminantes prohibidos–, que no es tan difícil que vuelva a repetirse una situación como la que ocurrió en Bhopal».
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Un tribunal indio declaró culpables a ocho personas por su implicación hace 25 años en una fuga de gas tóxico en una fábrica de pesticidas en Bhopal, considerada como una de las mayores catástrofes medioambientales del siglo XX.
Siete altos directivos indios de la compañía estadounidense Union Carbide India Limited (UCIL) recibieron condenas de dos años de prisión cada uno pero quedaron en libertad bajo fianza. Además, tendrán que pagar una multa de aproximadamente 2.500 dólares cada uno. El octavo convicto murió durante la investigación.
La fuga de 42 toneladas de isocianato de metilo en la fábrica de pesticidas de UCIL el 3 de diciembre de 1984 se cobró miles de vidas. La mezcla tóxica contaminó el aire asfixiando y matando a más de 3 mil personas el mismo día y a más de 15 mil, posteriormente. El total de afectados por el accidente industrial fue de más de 600 mil personas, 150 mil de ellas sufriendo graves secuelas.
Años después del accidente, médicos británicos han dado a conocer un estudio que afirma la existencia de "un nivel alto de contaminación química en el agua" en los lagos naturales del territorio.
El Centro de Ciencia y Medio Ambiente de Delhi también entrega sus cifras: pesticidas y metales pesados en el agua subterránea del área supera hasta en 40 veces el nivel tolerable.
Mientras tanto, las víctimas directas del desastre que consiguieron salir con vida del mismo, hoy en día, un cuarto de siglo después, siguen sufriendo graves efectos secundarios.
Hasta ahora, casi ninguno de los sobrevivientes es físicamente capaz de trabajar. Todos los recursos que tienen van destinados a costear sus tratamientos médicos.
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