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| Efe -Texto en Español |
Domingo 11 de Septiembre de 2011
Las zonas artificiales son el tipo de suelo que más ha crecido en el territorio español durante el período de 1987-2006 -un 52%-, sobretodo en los últimos seis años, según el último informe temático sobre Biodiversidad del Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE).Dicho estudio ha contado con la información aportada por el proyecto europeo CORINE Land Cover (CLC), que analiza los usos del territorio y sus cambios a lo largo del tiempo, con el objetivo de valorar su influencia en la conservación de la biodiversidad que alberga.
Según los datos del proyecto CLC 2006, el territorio español refleja un paisaje predominantemente rural, con un 50,1% de superficie agrícola, seguido por bosques y áreas seminaturales, que ocupan casi la otra mitad del territorio, un 47,1%.
Muy por detrás se sitúan las zonas artificiales, con un 2%, las superficies de agua -fundamentalmente embalses-, que ocupan un 0,6%, y un 0,2% los humedales y turberas.
Muy por detrás se sitúan las zonas artificiales, con un 2%, las superficies de agua -fundamentalmente embalses-, que ocupan un 0,6%, y un 0,2% los humedales y turberas.
A pesar de que las zonas artificiales suponen un pequeño porcentaje de la superficie total del país, son las que han experimentado un crecimiento más fuerte "debido, principalmente, a la presión de los procesos inmobiliarios y la extensión de las redes de infraestructuras", indica el informe.
El cambio más significativo en la superficie agrícola ha sido la creación de regadíos en sustitución de tierras de labor de secano, lo que "representa una presión creciente sobre los recursos hídricos de las cuencas, muchas de ellas con importantes déficits hídricos a lo largo del año".
En cuanto a los bosques, se aprecia -en el periodo analizado- una disminución neta del orden de 18.000 ha/año, producto de la explotación forestal, principalmente maderera, que, "entre 2000 y 2006 se ha caracterizado por una baja regeneración de las coberturas arbóreas en relación al consumo de éstas", señalan.
En promedio, se concluye en el estudio, algo más de un 3% de la superficie española ha sufrido un cambio en los usos del suelo a una tasa aproximada de 85.000 ha/año, consecuencia de los procesos de desarrollo económicos que han imperado en nuestro país durante los últimos 25 años.
Por tanto, se destaca la necesidad de estudiar cómo estos procesos de antropización han afectado a los hábitats naturales, así como de estimar hasta qué punto las estrategias de protección de los ecosistemas amenazados han impedido o dificultado las modificaciones en los usos del suelo observadas en el resto del territorio.
"Suele suceder que muchas actividades se colocan en el entorno de los espacios protegidos, lo que inevitablemente les influye", ha señalado a el director del OSE, Luis M. Jiménez Herrero, que afirma que "se hace necesario realizar una protección adicional en los entornos de los espacios protegidos, crear una zona tampón".
En este sentido, el experto apuesta por el "enfoque de gestión adaptativa", y afirma que "las zonas protegidas no deberían ser estáticas, hay que tener en cuenta los cambios de todo tipo que les afectan, como los socioeconómicos y los ambientales".
Jiménez Herrero defiende que "sería conveniente establecer zonas sin actividades económicas o con actividades sostenibles como la agricultura o la ganadería ecológicas" en las áreas próximas a los espacios protegidos.
Respecto al modo en que estas variaciones afectan a la fauna, ha señalado que "estos cambios de ocupación del suelo, junto con el calentamiento climático, están provocando que muchas especies se desplacen hacia el norte peninsular en busca de nuevos refugios ecológicos".
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