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Martes 5 de Abril de 2011
Investigadores de la Universidad de La Laguna estudian la generación de nuevas células en el cerebro de lagartos adultos para determinar en qué regiones cerebrales se produce este nacimiento o "proliferación" celular y qué porcentaje de ellas son neuronas.
Así lo explica en una entrevista a Carmen María Trujillo, profesora titular de Biología Celular de la Universidad de La Laguna, que codirige el proyecto junto a Carmen Damas, de la Facultad de Psicología del mismo centro, y que cuenta con la colaboración del biólogo José Manuel Verdugo, de la Universidad de Valencia.
Carmen María Trujillo precisa que el proyecto se basa en el estudio de la proliferación y la diferenciación de las células que se generan en el cerebro adulto del lagarto "Gallotia galloti" y señala que la neurogénesis no se produce en cualquier región cerebral, sino en el telencéfalo, donde prácticamente todo el neuroepitelio tiene esta capacidad, en contraste con los mamíferos donde está restringida a unas pocas zonas.
Las células que se generan pueden ser gliales o neuronales, los dos tipos celulares del cerebro, y los investigadores utilizan marcadores de proliferación, es decir, moléculas específicas que se unen exclusivamente a células en división y permiten detectar en qué zonas cerebrales de los reptiles se producen nuevas células, y marcadores de diferenciación, anticuerpos que se fijarán específicamente a las células que se van a convertir en neuronas.
"Al final se sabe qué cantidad de proliferación celular hay en determinadas zonas del cerebro y de las que se producen, cuántas se convierten en neuronas", detalla la bióloga.
Los investigadores han estudiado otras regiones del cerebro del lagarto en las que no se ha encontrado generación celular y han hallado además que hay datos "significativos" en cuanto a que la actividad proliferativa varía en función de la estación del año, con una elevada tasa de producción celular en primavera y una baja producción en otoño e invierno.
Estas diferencias también se perciben cuando se compara la producción celular en el cerebro adulto de animales recién recogidos de su hábitat natural con la de aquellos que han sido mantenidos en un terrario.
En estos últimos se observa una tasa de proliferación más baja en todas las estaciones, aún cuando la temperatura y las condiciones lumínicas fueron las naturales.
Esto indica que factores exógenos, como la variación lumínica estacional o el estrés que provoca la cautividad, pueden influir en la producción de nuevas células y en particular de nuevas neuronas, e igualmente factores hormonales, de los que depende también el ciclo sexual de estos animales, explica Carmen María Trujillo, que dirige en el área de Biología Celular de La Laguna un proyecto de investigación sobre el patrón de desarrollo cerebral en vertebrados.
Dentro de esta línea, la investigadora desarrolla otro proyecto sobre el cerebro de embriones de lagarto para estudiar los procesos celulares básicos del desarrollo cerebral, especialmente la proliferación, la migración, la diferenciación y la muerte neuronal en distintos modelos -lagarto, pollo y ratón- para obtener una perspectiva comparada.
Para ello investigan el cerebro en embriones de lagartos, pues el neocórtex- la corteza cerebral más reciente- de los reptiles es como "un primer esbozo" frente a la más desarrollada en los mamíferos.
Estudio de la distribución de las células de glía radial
Los investigadores estudian la distribución de las células de glía radial, las que constituyen el armazón celular del cerebro y lo estructuran y que, en el caso de los reptiles, mantienen su morfología típica (un soma o cuerpo celular junto al ventrículo y una larga prolongación que alcanza la superficie externa de la pared cerebral) cuando el cerebro es adulto, al contrario que en los mamíferos.
Estas células de glía radial mantienen su capacidad proliferativa y al dividirse, generan nuevas células y sirven de sustrato para la migración de las neuronas.
El grupo de investigación de Biología Celular de La Laguna utiliza además técnicas de microcirugía para trasplantar pequeños trozos de cerebro de codorniz en cerebros de pollo en estadios muy tempranos, en embriones de apenas dos días de desarrollo y por lo tanto, de tamaño milimétrico.
El objetivo de esta técnica es detectar a lo largo del desarrollo del embrión de pollo cómo migran las células trasplantadas de codorniz -que actúan como un marcador específico para hacer el seguimiento- y ver su comportamiento mientras se edifica el sistema nervioso.
Carmen María Trujillo señala que este campo de la biología celular ofrece "bastantes posibilidades de investigación" y destaca la repercusión que para la medicina ofrece el estudio de la producción de nuevas neuronas para casos de daños cerebrales, entre otros.
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