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Viernes 8 de Abril de 2011
La adaptación de los sistemas alimentarios al cambio climático es esencial para fomentar la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza y la gestión sostenible y conservación de los recursos naturales.
Muchos países ya están sufriendo las repercusiones del cambio climático en forma de una pluviometría irregular e impredecible, un aumento de la incidencia de las tormentas y sequías prolongadas. El cambio de las condiciones meteorológicas también favorece la aparición de plagas y enfermedades que afectan a cultivos y animales.
Las tierras de cultivo, los pastos y los bosques que ocupan el 60 por ciento de la superficie terrestre se ven progresivamente expuestos a las amenazas derivadas de la variabilidad climática y del cambio climático. Por su parte, el cambio climático amenaza con menoscabar los logros del desarrollo y disminuir el progreso para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), en especial aquellos relacionados con el hambre, la reducción de la pobreza y la garantía de la sostenibilidad ambiental.
En este sentido, la evaluación de los impactos del cambio climático y la planificación de la adaptación al mismo deben considerar las vulnerabilidades, los riesgos, las dotaciones de recursos naturales y los contextos socioeconómicos específicos de la zona en cuestión.
Las comunidades rurales en entornos frágiles (como las costas, zonas áridas o montañosas) se verán afectadas en mayor medida ya que se enfrentan al riesgo de pérdida continuada de las cosechas, la pérdida de productos de ganado, pesca y forestales, y una reducción de la disponibilidad de los recursos naturales.
Los países necesitan conocimientos sólidos sobre la vulnerabilidad de sus sistemas alimentarios, ecosistemas, sociedades y economías nacionales ante los efectos actuales y futuros de la variabilidad climática y del cambio climático. Por eso, la FAO ha desarrollado una amplia gama de sistemas de datos innovadores y fáciles de usar, además de herramientas para evaluar la repercusión del clima y las vulnerabilidades y planificar las prácticas de adaptación.
La adaptación es un proceso integrado y flexible que depende del manejo sostenible de los recursos naturales. En la actualidad ya contamos con una gran cantidad de conocimientos sobre las tecnologías sostenibles y las prácticas innovadoras para fomentar un mejor manejo de los recursos naturales y una mayor resiliencia del ecosistema. El ajuste de estas prácticas al contexto de los impactos actuales y futuros del cambio climático es esencial.
La adaptación de la agricultura al cambio climático comporta la identificación, puesta a prueba, demostración y divulgación de buenas prácticas agrícolas para contrarrestar las cambiantes condiciones climáticas. Para asegurarse de que las prácticas apropiadas se divulgan y se ponen en práctica, la FAO colabora con sus Estados Miembros en la identificación y establecimiento de las prácticas de adaptación y tecnologías adecuadas a nivel nacional, local y comunitario, integrándolas en las bases de datos existentes y divulgándolas a nivel comunitario mediante los proveedores de servicios agrícolas los cuales aplican las practicas según análisis específicos de la zona. Las prácticas de adaptación pueden incluir la integración de agricultura y ganadería, actividades agroforestales, la ordenación y el manejo de aguas y tierra, el manejo sostenible de la tierra, el manejo de cuencas hidrográficas y la reducción/gestión de los riesgos de desastres.
Fortalecimiento de las instituciones y asistencia a los países para la implementación de prioridades de adaptación
La FAO presta asistencia a los países miembros para que integren la adaptación al cambio climático en la agricultura nacional y local, en el sector de políticas forestales y pesqueras, en los programas de seguridad alimentaria y en sus prioridades de inversión.
La FAO puede apoyar a los países en desarrollo a implementar sus prioridades de adaptación y Programas de Acción Nacionales para la Adaptación (NAPAs). Igualmente, las tecnologías sostenibles de cultivo, ganadería, actividad forestal, pesca y acuicultura, pueden aumentar la capacidad de adaptación y contribuir a la mitigación del cambio climático. La FAO colabora con el FMAM, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y otros asociados para asegurar que sus vastos conocimientos y su experiencia estén al servicio de los países para superar los retos futuros.
Diversidad biológica para un mundo sin hambre
Cultivos, animales de granja, organismos acuáticos, árboles de bosques, microorganismos e invertebrados; miles de especies y su variabilidad genética componen la red de la biodiversidad en los ecosistemas de los que depende la producción mundial de alimentos.
La biodiversidad es fundamental para asegurar la seguridad alimentaria mundial y constituye uno de los principales factores para reducir la pobreza y mejorar los modos de vida. Salvaguardar la biodiversidad es particularmente importante para obtener una dieta variada con una amplia gama de nutrientes y micronutrientes para el bienestar humano. Durante miles de años la humanidad ha usado, desarrollado y mantenido la biodiversidad de los alimentos y la agricultura. Sin embargo la biodiversidad, y en especial la diversidad genética, se han ido perdiendo a una velocidad alarmante.
Con la degradación de estos recursos la humanidad pierde potencial para adaptarse a unas nuevas condiciones socioeconómicas y ambientales como el crecimiento de la población y el cambio climático. Detener esta tendencia implica lo siguiente:
· Asegurar la conservación y el uso sostenible de los recursos genéticos de plantas y animales (terrestres y acuáticos);
· Proteger los ecosistemas que ofrecen servicios como la polinización, la supresión de plagas, la fijación de carbono, la regulación de los ciclos de nutrientes y recursos de agua;
· Considerar la resistencia de los ecosistemas frente a factores de estrés ambiental como el cambio climático.
Apoyo de la biodiversidad por medio de asociaciones
La FAO actualiza continuamente su base de conocimientos e información y la comparte dentro de los marcos internacionales y a través de su aplicación en programas y políticas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La FAO busca un mejor entendimiento y gestión de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura por medio de asociaciones con Estados Miembros, organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, interesados locales y usuarios de recursos. La FAO es uno de los principales asociados en la implementación del Convenio sobre la Diversidad Biológica, especialmente en sus programas de trabajo de Biodiversidad Agrícola, Biodiversidad Forestal, Biodiversidad de las Aguas Continentales, Biodiversidad Marina y Costera y Biodiversidad de las Montañas.
Conclusión
La clave para mejorar la gestión agrícola y el uso de los recursos naturales como el agua, tierra, bosques, nutrientes del suelo y los recursos genéticos, es reducir la vulnerabilidad de las comunidades agrícolas a los desastres climáticos y adoptar sistemas de alertas para hacer frente al cambio climático.
ADMUNDO
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