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I parteDentro del análisis realizado durante el 2009 y los primeros meses de 2010 en la frontera norte de Ecuador con Colombia, uno de los principales problemas destacados entre sus habitantes es el que se podría denominar como “consecuencias resaltadas por los habitantes de las poblaciones fronterizas de Ecuador con Colombia sobre las fumigaciones con glifosato y otros componentes sobre los cultivos de coca llevadas a cabo dentro de las medidas del llamado Plan Colombia”.
Los diferentes problemas que los comunicadores y periodistas tienen a la hora de informar sobre la frontera ecuatoriano-colombiana vienen derivados de los mismos problemas que afectan directamente a la población de estas zonas. Son estos problemas los que les condicionan a la hora de volcar las diferentes informaciones en los medios y al hacerlo dichas noticias se convierten a su vez en causa y efecto de las mismas problemáticas, ya que informar de lo que ocurre en frontera no deja de resultar una tarea muy ardua a los informadores y no todos logran ser fuentes veraces sobre los mismos.
Dentro del análisis realizado durante el 2009 y los primeros meses de 2010 en las poblaciones las provincias de Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos en la frontera norte de Ecuador con Colombia, uno de los principales problemas destacados entre sus habitantes, y suscritos por los diferentes investigadores que han tenido contacto con los residentes de las tres regiones, es el que se podría denominar como “consecuencias resaltadas por los habitantes de las poblaciones fronterizas de Ecuador con Colombia sobre las fumigaciones con glifosato y otros componentes sobre los cultivos de coca llevadas a cabo dentro de las medidas del llamado Plan Colombia”.
Como ocurre con el resto de los problemas resaltados está interrelacionado con toda una problemática local que va desde la constante relación entre ambas poblaciones de frontera hasta la situación más o menos relacionada con el conflicto de diversa índole que asola a las provincias fronterizas colombianas. “El Carchi, Esmeraldas, Sucumbíos, las tres provincias ecuatorianas colindantes con Colombia, se han involucrado en el conflicto y se han desvinculado de los habitantes del otro lado, con los que antes comerciaban, cultivaban e inclusive formaban familia”. [1]
Toda esta situación se ha visto inmersa en la política global de la lucha contra la droga que en Colombia, específicamente, se vio reflejada en la creación del “Plan Colombia”, programa que con la cooperación de las autoridades de Estados Unidos se aplicó en la región.
El “Plan Colombia” nace en el año 1999 y se definió como “una estrategia integral de cooperación bilateral, cuyo objetivo general es combatir las drogas ilícitas y el crimen organizado, para así contribuir a la reactivación económica y la consecución de la paz en Colombia, al tiempo que se fortalece el control sobre la oferta de drogas ilícitas en las calles norteamericanas” [2].
A través de esta propuesta se recogen una serie de objetivos para conseguir su fin máximo que viene reflejado en su propia definición. Partiendo de estos objetivos la “primordial finalidad en la lucha antidroga, plasmada en el Plan Colombia, es la eliminación de los cultivos ilícitos mediante tareas de erradicación y fumigación aérea con Glifosato (…)” [3].
A pesar del correcto planteamiento, con dicho Plan las consecuencias que su aplicación ha tenido en las poblaciones de la frontera y las información sobre el mismo han supuesto múltiples fricciones entre Ecuador y Colombia. Una de las más mediáticas ha sido la de las ya comentadas fumigaciones con sus consecuentes críticas que han sido especialmente repetidas entre los habitantes que han sido entrevistados en nuestra investigación.
“El Plan Colombia además trajo consigo las fumigaciones aéreas con glifosato, que llegaron hasta la misma frontera común y socializaron las diferencias estatales existentes hacia poblaciones civiles que quedaron en medio del conflicto, sin que ninguna de las dos partes pudiera llegar a un acuerdo sobre el tema” [4].
La evolución y desarrollo de las fumigaciones sobre los cultivos de coca en la frontera ha variado a lo largo de los años, desde la llegada de las primeras avionetas fumigadoras tras la aplicación del Plan Colombia en 2000, hasta las últimas fumigaciones registradas en 2007.
Desde su creación hasta la actualidad el Plan Colombia ha pasado por diferentes etapas, en la actualidad está mostrando de nuevo nuevas estrategias militares que buscan “combatir específicamente la vinculación – en la última década- entre los grupos armados del conflicto interno y los narcotraficantes. Pero es evidente que las estrategias militares efectuadas, no ha desterrado la complicidad entre los grupos armados y el narcotráfico.” [5]. Es precisamente en este camino cuando, en su lucha contra la proliferación de los narcóticos, se ha empezado a usar el glifosato.
Una vez dejada clara la evolución que las fumigaciones tuvieron a lo largo de los años de aplicación del “Plan Colombia” llega el planteamiento que nos permite atribuir a este elemento el carácter de problemática clave dentro en las provincias de la frontera ecuatoriana con Colombia. “La discusión se centra en el interrogante si el método colombiano- estadounidense de erradicar a los cultivos ilícitos, cuya parte integrante principal es el glifosato, trae consigo daños ambientales y de salubridad que se han dispersado más allá de la frontera y ha incidido en una serie de consecuencias negativas al otro lado de la frontera, variando de cosechas perdidas, contaminación de fuentes de agua hasta problemas graves de salud entre los habitantes ecuatorianos que viven al frente de áreas aspersadas (…)”. [6]
Éstas precisamente han sido, desde el principio, las denuncias que sobre las fumigaciones han partido desde la sociedad civil, ya sean desde las mismas personas individuales de campesinos e indígenas, como después de distintas organizaciones sociales nacidas en las mismas poblaciones de frontera a las que más tarde su unieron los distintos organismos internacionales que trabajan en la zona.
“El inicio de la nueva fase de fumigaciones con una formula química reforzada en agosto de 2002, bajo el recién inaugurado gobierno de Uribe en el departamento del Putumayo- Colombia- a una corta distancia del límite de la frontera, agudiza tanto los problemas de salud y medioambiental, como también la crisis diplomática, lo que ha sido denunciado por un reporte del Comité Interinstitucional Contra las Fumigaciones, publicado en el 2005”. [7]
Si bien el problema que las fumigaciones han supuesto en algunos de los puntos de frontera entre Ecuador y Colombia, no se puede hablar de un equilibrio en el significado de dichas aspersiones en las tres fronteras ecuatorianas. Aunque su presencia no ha dejado indiferente ni a Carchi, ni a Esmeraldas, muchas de las principales denuncias provienen de Sucumbíos.
“Sobre este tema, se debe tener presente que los cuestionamientos a las fumigaciones en las poblaciones de frontera comienzan a escucharse desde el año 2001. En vista de los estragos que se observa en la cuenca de San Miguel, las organizaciones campesinas del cordón fronterizo se reúnen bajo un frente común denominado FORCCOFES. Se trata de una organización de segundo grado que aglutina en su seno a 98 organizaciones, entre ellas indígenas, afroecuatorianas y campesinas. Trabaja con el Comité Andino de Servicios (CAS), Acción Ecológica, Frente de Defensa de la Amazonía, INREDH, la Clínica Ecuménica de Derechos Humanos de la Universidad Católica y Plan País”. [8]
Las fumigaciones se reprodujeron de nuevo entre septiembre y octubre de 2005 en las poblaciones fronterizas con Ecuador. Esto levantó, si cabe con mayor fuerza, una importante serie de protestas por parte de la sociedad civil que derivaron en amenazas del Gobierno ecuatoriano de denuncia.
Este hecho provocó a su vez que se paralizarán las aspersiones [9]. “Sin embargo, la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de las Drogas (Cicad) de la OEA manifestó que el Glifosato no era dañino para la salud ni para el medioambiente”. [10]
Después de eso, Colombia reanudó las fumigaciones provocando un recrudecimiento de la crisis fronteriza. A inicios de 2007 la crisis fue superada, con la condición de que las nuevas aspersiones fueran de conocimiento de ambos países y a la espera de un nuevo informe sobre el impacto del Glifosato encargado a la OEA. [11]
Primera parte del informe sobre fumigaciones en el norte de Ecuador de la Red de Comunicación de Frontera de Colombia y Ecuador.
Notas:
[1] http://www.olvidocero.com/numerosanteriores/numerocero/colombia/glifosato. html
[2] DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN (DNP). DIRECCIÓN DE JUSTICIA Y SEGURIDAD (DJS): Balance Plan Colombia 1999- 2005.
[3] SARÁ ESPINOSA, Francis: “Las implicaciones del Plan Colombia en las poblaciones indígenas de la frontera con Ecuador”, en GUTIERREZ CHONG, Natividad (Coord.): Conflictos étnicos y etnonacionalismos en las Américas: Reportes de Investigación, en Ed. Abya- Yala, Quito, 2009. p. 329.
[4] JARAMILLO, Grace: “Las relaciones Ecuador- Colombia desde el incidente de Angustura” en JARAMILLO, Grace (Comp.): Construyendo puentes entre Ecuador y Colombia. Ed. OEA- FLACSO- PNUD, Quito, 2009.p.15.
[5] SARÁ ESPINOSA en GUTIÉRREZ, Natividad, op. cit. p.327
[6] LAURET, Sander: La Frontera Norte Ecuatoriana ante la influencia del conflicto colombiano. Las sorprendentes dimensiones de la dinámica transfronteriza entre la provincia de Carchi y el departamento de Nariño. Ed. Abya- Yala, Quito, 2009. p.134
[7] SARÁ ESPINOSA, Op.cit. p.332
[8] ESPINOSA, Roque (ed.): Las fronteras con Colombia. Corporación Editora Nacional (Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador), Quito, 2008. p. 353
[9] Información extraída de SARÁ, ESPINOSA en GUTIERREZ CHONG, op. cit. pp.330-331
[10] Ibídem. p. 330
[11] Información extraída de SARÁ ESPINOSA, en GUTIERREZ CHONG, op. cit. pp. 330-331
II parte:
Para entender en profundidad el porqué de las constantes denuncias, no sólo hay que acudir al hecho, ya objetable, de que las avionetas fumigaran dentro de un territorio extrafronterizo, si no que hay que acudir a los efectos que las sustancias vertidas sobre el territorio parecen haber producido en las poblaciones demandantes.
De acuerdo con diferentes informes como son los volcados por OIPAZ en 2004 o Acción Ecológica en 2001.
“Las consecuencias transnacionales consisten en aguas contaminadas, pérdidas de cosechas y de la flora y fauna en general, enfermedades no naturales y hasta un incremento de la mortalidad. No obstante, todavía quedan muchas preguntas que son esenciales para que se resuelva satisfactoriamente la pregunta hasta qué medida el glifosato y sus coadyuvantes tienden a derramarse y de qué manera afectan precisamente al territorio ecuatoriano. Según los estudios realizados, todo apunta a que el arrastre del viento, así como la dispersión a través de las fuentes de agua constituyen las principales causas para que sus impactos se hagan sentir más allá del área sujeta a la aspersión aérea”. [1]
Además de estos informes otros grupos de investigación [2]. y profesionales médicos han hecho diversas declaraciones e informes indicando el carácter nocivo de la fórmula química utilizada en las fumigaciones.
“Desde 1994, varios estudios han mostrado impactos del Roundup (…) En 2005, científicos franceses liderados por Gilles-Eric Seralin aseveraron que unas horas de exposición al Roundup, a una concentración 10 veces más baja que la hallada en el uso agrícola, eran tóxicas para células de la placenta humana. En mayo de 2007, Seralin reportó nuevos hallazgos” [3].
En este sentido también nos podemos encontrar con un informe realizado por el Boletín denominado Enlace, perteneciente a la Red de Acción de Plaguicidas de Latinoamérica, en el año 2000 en que se afirmaba que“el glifosato es tóxico y que causa problemas en la piel, la nariz, los ojos, náusea, vómito, daños en el hígado, entre otros males. Los efectos dependen de la cantidad que se emplee” [4].
Asimismo en el año 2003, el médico Adolfo Maldonado de la ONG ecuatoriana Acción Ecológica realizó su propio estudio en la población de Sucumbíos que reafirmó su teoría sobre los daños nocivos en personas. [5]
Por otro lado nos podemos encontrar con otras investigaciones como la realizada en el año 2005 por en la Universidad Nacional de Colombia y el Instituto de Estudios Ambientales (IDEA). “El grupo encabezado por Tomás León Sicard reconoció el carácter nocivo del glifosato sobre suelos, agua, seres vivos y puso en evidencia la falta de rigurosidad del informe realizado, meses atrás, por la Comisión Interamericana para el Control de Abuso de Drogas -CICAD-, división de la Organización de Estados Americanos –OEA-, que defendía la no existencia de efectos negativos del Round-up, sobre organismos” [6].
En el 2003, el entonces embajador de Estados Unidos en Colombia, William Word habló en el artículo “Los agroquímicos más dañinos que el glifosato” publicado el 26 de noviembre, en el periódico El Tiempo, sobre el carácter no nocivo del herbicida en el medio ambiente y los seres humanos.
A diferencia de William Word, queremos destacar las siguientes conclusiones de Jeremy Bigwood, científico investigador norteamericano, realizó un estudio del glifosato, para el Ministerio del Ambiente del Ecuador.
“Concluyó que este era dañino para las tierras no objetivo y altamente toxico para toda vida acuática. Los suelos no cultivables y las aguas contaminadas estropean la salud y la cadena alimenticia de hombres y animales. Además desde el punto de vista ecológico, es entendida como una amenaza para los “hotspots” o espacios más sensibles de biodiversidad, en los que se encuentran los bosques húmedos tropicales del Putumayo”. [7]
Y es cierto que todos estos elementos se encuentran en investigación en la Corte Internacional de Justicia en estos momentos y se está a la espera de que tras la memoria presentada por Ecuador en abril de 2009. Colombia, por su parte presentó su contra- demanda en marzo de 2010, por lo que no podemos hablar de una resolución definitiva, sino que señalamos esta problemática porque así ha sido destacada desde los sujetos de nuestra investigación.
Ante esto sin embargo, sí que podemos encontrarnos ya con estudios y declaraciones de distintas fuentes que nos hablan ya de lo nocivo de la mezcla que fue empleada en las fumigaciones, que aunque desde los Tribunales Internacionales aún no se han pronunciado, son de notable interés y prestigio y que están siendo tenidos en cuenta por estos mismos tribunales.
Es por este motivo que muchas de las denuncias hayan partido de la fórmula química de las sustancias, ya que en ella se han basado las mismas.
“El glifosato es el herbicida que actualmente se utiliza para las fumigaciones de los cultivos ilícitos en Colombia, no selectivo de amplio espectro, desarrollado para la eliminación de hierbas y arbustos. Se absorbe a través de las hojas, lo que permite la fumigación aérea de grandes extensiones de tierra. Estas características de glifosato convierten la estrategia de fumigación en un problema para el país, dado que no sólo se eliminan cultivos ilícitos, sino que también cultivos tradicionales y se afectan las fuentes de agua dulce, el suelo además de generar daño a la propia población, dada la alta toxicidad (máxima en la escala I a IV) de la mezcla empleada en Colombia (Glifosato- Cosmo Flux 411F)”. [8]
Como ya hemos dicho no hay una declaración oficial por parte de una organización internacional, del cariz de las Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos, que de forma definitiva declare el carácter nocivo de las sustancias usadas en las fumigaciones, pero sí hay múltiples investigaciones que merecen ser mencionadas, ya que han sido la base de la denuncia de Ecuador ante el Tribunal Internacional. “…aunque hay que tener en cuenta que todavía no existe evidencia científica concluyente sobre el impacto preciso y las maneras por las cuales se dispersan el glifosato y sus coadyuvantes”. [9]
Segunda parte del informe sobre fumigaciones en el norte de Ecuador de la Red de Comunicación de Frontera de Colombia y Ecuador.
Notas:
[1] LAURET, Sander: op.cit. p.135
[2] En este sentido por ejemplo la FORCCOFES ha exigido que el gobierno ecuatoriano asuma una posición clara frente al problema y demanda: la suspensión de las fumigaciones y la aplicación de un corredor de amortiguamiento de diez kilómetros al norte del río San Miguel, en territorio colombiano y otras indemnizaciones
[3] EAHY, Stephen: COLOMBIA-ECUADOR: Nuevos estudios exponen daños del glifosato [en línea]: ver aquí, última consulta: 22 de diciembre de 2009.
[4] [en línea]: ver aquí, última consulta: 20 de diciembre de 2009.
[5] Leer el informe completo en: ver aquí, última consulta: 21 de diciembre de 2009.
[6] [en línea]: ver aquí, última consulta: 10 de enero de 2010.
[7] [en línea]: ver aquí, última consulta: 15 de enero de 2010.
[8] SARÁ ESPINOSA, op.cit, p.33
[9] LAURET, Sander, op. cit, p.145
III parte:
Después de hacer referencia a las distintas investigaciones que apoyan la idea sobre los posibles efectos nocivos del glifosato y demás productos, cabe hacer mención a si, pese a éstos, se puede hablar de si los objetivos con los que fueron concebidas las fumigaciones han sido satisfechos o al contrario no se puede hablar de logros manifiestos.
Después de todo este análisis se puede concluir, por otro lado, que:
“A estas alturas ya hay suficiente ilustración sobre el llamado fracaso de las estrategias de erradicación de los cultivos de coca, vía aspersión o erradicación manual, en todo el territorio colombiano. Particularmente en el sur andino amazónico del Putumayo el balance es tan preocupante, como lo es la situación de los campesinos e indígenas que vieron sus cosechas de pancoger, sus “cosechas alternativas”, reducidas a lícitos desechos, a lícitos cementerios ambientales tras el paso de las legales avionetas y los legales erradicadores desmovilizados” [1].
En definitiva, ante todo las experiencias no se han visto grandes logros entorno a la acción concreta de las fumigaciones como gran solución ante la erradicación de las cosechas cocaleras destinadas al narcotráfico.
“Insistir en fumigar, a pesar del fracaso después de seis años de fumigaciones intensivas dentro del marco del Plan Colombia, es una señal de que estas acciones han traspasado el interés meramente antinarcóticos, expresando el interés político y estratégico que busca en la zona la presencia judicial y militar de Estados Unidos [2].
A parte de este balance tenemos que señalar una serie de consecuencias del Plan Colombia, que o bien se han visto producidas por las fumigaciones o bien han potenciado su desarrollo dentro de los diferentes efectos.
Sin ir más lejos podemos decir que “… han tenido por los menos tres consecuencias no intencionales. En primer lugar, la dispersión del cultivo y producción de drogas en combinación con la proliferación del crimen organizado hacia otras regiones en Colombia. Segundo, la expansión e intensificación de la violencia política y de la actividad de los grupos insurgentes” [3]. Por último el de las relaciones políticas entre Colombia y sus países vecinos.
Precisamente la problemática ligada a las fumigaciones ha adquirido su relevancia internacional precisamente en relación a este último elemento, ya que las relaciones político- diplomáticas entre Colombia y Ecuador se han deteriorado lentamente en los últimos años. Uno de los puntos en relación a la divergencia de opiniones sobre las fumigaciones en frontera que, como ya hemos dicho, se dirime en la actualidad en la Corte Internacional de Justicia, además de las implicaciones políticas creadas en el interior de Ecuador.
“Frente a la intensificación del conflicto y al objetivo estratégico de eliminar los cultivos ilícitos, por medio de las fumigaciones con glifosato en la frontera colombo- ecuatoriana, al actual gobierno de Rafael Correa ha desarrollado una estrategia política denominada Plan Ecuador. Este plan consiste en una política de Estado que concibe la seguridad nacional como un resultado de la paz y el desarrollo”. [4]
El Plan Ecuador fue anunciado el 24 de abril de 2007 y “busca contrarrestar la crisis humanitaria originada por la intensificación del Plan Colombia, por medio de medidas que permitan ayudar para que la circulación de personas, bienes y servicios sean legítimos, seguros y fluidos, así como también para que contribuyan a revitalizar el actual deterioro del territorio ancestral indígena y fronterizo”. [5]
Otra consecuencia más, aunque no necesariamente la más importante, del Plan Colombia ha sido la difusión de cultivos, pero también el florecimiento en algunos casos de “carteles de la droga y junto a ellos, la presencia de las guerrillas. Esto tiene unas implicaciones en cuanto al refugio. Hay un drama en Colombia que es el desplazamiento de la población”. [6]
En definitiva lo que se asocia a este elemento de parte de la sociedad y las investigaciones es que las personas al querer huir de las plantaciones de coca y de las consecuentes fumigaciones no tienen muchas opciones.
“Las personas que huyen de las plantaciones de coca tienen cuatro opciones: desplazarse a otras ciudades; pasar la frontera, especialmente hacia el Ecuador; irse con los paramilitares, lo que incide en la expansión del conflicto; o siembra coca donde no están fumigando. Y esto último es lo que se está haciendo. Existen unas 45.000 solicitudes de refugio en Ecuador. Si hay una internacionalización de la crisis colombiana, a Colombia no le importa ni le interesa la suerte de sus compatriotas; no son refugiados sino emigrantes o prófugos”. [7]
Además de las consecuencias señaladas anteriormente, también hay que resaltar otro importante efecto que tiene especialmente una relevancia política. Nos referimos a las implicaciones y relaciones que tienen las fumigaciones sobre los pueblos indígenas de frontera. Estas poblaciones, en muchos casos, se han visto obligados a abandonar sus tierras convirtiéndose en desplazados dentro de su propio territorio [8].
“Las consecuencias de las fumigaciones con glifosato para los pueblos indígenas y las comunidades campesinas en la zona fronteriza muestra efectos negativos sobre los recursos del medio ambiente, la salud de las personas y de los animales”. [9]
En este sentido podemos relacionar este problema manifestado por los propios agentes e informadores de frontera con otro de los principales problemas que se han señalado a lo largo de esta investigación y que han sido objeto de estudio por otros autores, actores y organismos nacionales e internacionales instalados en la zona. En este caso nos estamos refiriendo a los refugiados y desplazados colombianos en Ecuador y a los nuevos desplazados ecuatorianos.
Tercera y última parte del informe sobre fumigaciones en el norte de Ecuador de la Red de Comunicación de Frontera de Colombia y Ecuador.
Notas:
[1] PIÑA RIVERA, Efrén: “Hacia una agenda pública para la frontera colombo- ecuatoriana” en JARAMILLO, Grace (Comp.): op. cit .p.275.
[2] ”SARÁ ESPINOSA, Francis: “Las implicaciones del Plan Colombia en las poblaciones indígenas de la frontera con Ecuador” en GUTIERREZ CHONG, Natividad (Coord.) op. cit. p. 331
[3] DÍAZ A.; SÁNCHEZ F.: Documentos de trabajo en economía en Colombia. Geografía de los cultivos ilícitos y conflicto armado en Colombia. Ed. CEDE, 2004. URL:ver aquí, en BANGLEY, Bruce Michael, “El tráfico de drogas y la política de los Estados Unidos en Colombia”, Iconos 10, 2001 en LAURET, Sander, op. cit. p.76.
[4] SARÁ ESPINOSA en GUTIERREZ CHONG, Natividad (Coord.): op. cit. pp. 332-333
[5] Ibídem. p. 333
[6] ROJAS, Jorge: “Colombia: conflicto armado y crisis humanitaria”, en HANEKAMP, Erika: MONTALVO, Nadesha: Encuentro entre dos pueblos. Ed. Abya- Yala, Quito, 2008. p.40
[7] Ibídem. Pág.40
[8] “Esto ha originado el hostigamiento, tanto a la población indígena como a la campesina de la frontera, ante el cumplimiento del objetivo fundamental del Plan Colombia: terminar con los cultivos ilícitos de estupefacientes mediante fumigaciones aéreas con glifosato, químico que es altamente tóxico.” (De GUTIERREZ CHONG, Natividad (Coord.): Conflictos étnicos y etnonacionalismos en las Américas: Reportes de Investigación. Ed. Abya- Yala, Quito, 2009. p. 327.
[9] SARÁ ESPINOSA, Francis: “Las implicaciones del Plan Colombia en las poblaciones indígenas de la frontera con Ecuador”, en GUTIERREZ CHONG, Natividad (Coord.), op. cit. p.332
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