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La falta del relleno sanitario es historia conocida, pero la construcción de nuevas urbanizaciones a poco menos de un kilómetro del botadero de La Huega constituye un serio peligro para los niños y los inquilinos.
La Municipalidad Provincial de Ica resta importancia a los problemas que podría generar la cercanía con el referido botadero informal.Además del fétido olor que emanan las ingentes toneladas de residuos sólidos, la presencia de moscas son preocupantes, tanto que constituyen un serio peligro para la salud de los infantes y adultos.Al lugar llegan las cuatro compactadoras cargadas de toneladas de basura que se recogen de los pueblos jóvenes y urbanizaciones de Ica cercado, donde -según las estadísticas- la cantidad de población en los últimos cinco años ha crecido en más del 40% problema. Hace exactamente cinco años atrás, la cantidad de viviendas bordeaba las 35 mil y ahora la cifra supera ampliamente las 55 mil viviendas.
Según los especialistas, ca-da vivienda puede generar un promedio entre un kilo y kilo medio de basura orgánica e inorgánica.
En síntesis, un estimado de 80 toneladas de basura recoge Diestra S.A.C. solo en el cercado y es esta cantidad termina en La Huega y pese a los años no desaparece.
Un especialista que prefiere mantenerse en el anonimato, señala que en las urbanizaciones es donde se genera la mayor cantidad de basura y exactamente es en estos lugares donde, la empresa responsable de la limpieza pública, no tiene colectores que permitan realizar un mejor trabajo de recolección de basura.
El mismo especialista añade que por un volumen determinado debería existir una planta de tratamiento del que carece la provincia de Ica.
Años atrás, la Municipalidad Provincial de Ica, presidida por Mariano Nacimiento Quispe, firmó un convenio con el Gobierno Regional, encabezado por Rómulo Triveño Pinto, a fin de ejecutar el relleno sanitario. El acuerdo es letra muerta.
Los estudios de impacto ambiental se desconocen. Ayer Diario Correo intentó dialogar con el regidor Favio Díaz Vargas y conocer los detalles del proyecto del relleno sanitario, pero nunca respondió el llamado.
El botadero clandestino de La Huega es un serio foco infeccioso para la población de Ica. Pese a su cierta lejanía del centro de la ciudad, el olor y la basura son arrastrados por el viento a las urbanizaciones vecinas y constituyen un peligro; un grave atentado al medio ambiente.
Una historia. En medio de las toneladas de basura, entre hombres y mujeres con una herramienta que denominan como la picota, buscan los materiales que se pueden reciclar.
Anatolio, un chatarrero que lleva más de 30 años laborando en el lugar, dice que un cierre del botadero podría significar un atentado contra su bolsillo.
*Incluso nuestras narices ya están narcotizadas por el olor y no es un peligro pa-ra nosotros�, asegura el hombre al tiempo de limpiar el rostro con la manga de su chompa que está impregnada de moscas, pero huyen cuando se la acerca al rostro.
Los días martes es cuando los chatarreros toman por asalto el lugar en mayor número. Trabajan en grupos o cuadrillas para hacer más voluminosos los objetos reciclables y tener mejores ganancias.
*No tengo hijos, trabajo para mis sobrinos. Se caza para vivir el día�, asegura Anatolio que sigue buscando cartones mientras dos perros vagos le hacen la competencia, pero ellos buscan comida.
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