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En el año 2010, la mayoría de las Republicas Latinoamericanas conmemoran el “Bicentenario de sus Independencias”. Tan grato acontecimiento, coincide con la otrora declaración de la ONU como “Año Internacional de la Diversidad Biológica” Por lo que es oportuno relacionar el acontecimiento con la capacidad y limites de Latinoamérica al respecto.
Latinoamérica y el Caribe, la región con mayor biodiversidad del mundo, tiene los recursos y el liderazgo para ser parte de la solución global que se requiere para llevar al mundo hacia una senda de desarrollo con sustentabilidad. Con un tercio de la biomasa forestal del mundo, le atañe la responsabilidad de preservar y proteger esos recursos naturales que ayudan a capturar dióxido de carbono, y salvaguardar las cuencas hídricas.
De los diez países con mayor biodiversidad en el mundo, cinco están en Latinoamérica: Brasil, Colombia, Ecuador, México y Perú. Empero, éstos se encuentran también entre los 15 países cuya fauna corre el mayor peligro de extinción.
Unos más, otros menos, los países latinoamericanos exhiben una riqueza biológica sin parangón.
Relacionar el Bicentenario con la capacidad de su potencial biológico y energético, constituye una oportunidad para reflexionar acerca de lo que puede aportar responsablemente Latinoamérica al mundo. Es el sentido de la ponencia.
Presentación
El año 2010 es particular para Latinoamérica, varias Repúblicas conmemoran su Bicentenario o inicio del proceso que las condujo a una vida independiente, algunas ya lo hicieron en el año 2009 y quedan otras para más adelante.
En la historia de cualquier nación, doscientos años no es mucho, pero se podría haber logrado más de lo que tenemos. Si bien es cierto que en el presente tenemos sistema democrático en mayoría, aun queda mucho para su consolidación.
No obstante hay que reconocer a Latinoamérica como un conjunto de países con historia propia, combinaciones, influencias y contradicciones que han creado una cultura regional, y con búsqueda permanente de su lugar.
Es por ello que la ponencia se propone plantear en este particular momento de su historia las grandes posibilidades para si misma y para el resto de la humanidad que presenta en relación a su potencial en recursos coincidiendo con el Año Internacional de la Diversidad Biológica declarado por la 61ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2006, coincidiendo con la fecha del Objetivo Biodiversidad 2010.
En base a la situación de los bosques y el agua, el propósito de esta ponencia es contribuir a la toma de conciencia en preservar y administrar la particular biodiversidad que hay en Latinoamérica.
Contexto
Latinoamérica abarca una extensión de más de 20 millones de kilómetros cuadrados, que se extienden desde el límite entre Estados Unidos y México por encima de los 30° de latitud norte, hasta más allá del Cabo de Hornos, es decir los 50° de latitud sur lo que implica una gran variedad de climas desde tropicales hasta antárticos. A esta enorme variedad de climas se agrega un paisaje caracterizado por altas montañas, zonas húmedas, bosques, extensas planicies, desiertos, estepas, páramos de altura, manglares, etc.
Para comprender el territorio que comienza del río Bravo hacia el sur, recordemos que, la región de Latinoamérica y el Caribe, formada por 47 países y áreas, contiene el 22 % de la superficie forestal mundial, el 14 % de la superficie de tierra global y el 7 % de la población del mundo. En esta región se encuentra el mayor bloque continuo de bosque pluvial tropical del mundo: la cuenca del Amazonas[i].
Se prevé que la población de la región aumente a 540 millones en 2020. Se espera que en 2020 la densidad de población en la región supere los 30 habitantes por kilómetro cuadrado.
La población urbana representa el 78 % de la población total, y se espera que alcance el 83 % en 2020. El 14 % de la población urbana reside en una de cuatro megaciudades (con 10 millones de habitantes o más). Numerosos países de América del Sur fomentan el establecimiento en áreas fronterizas para contrarrestar la urbanización y reducir los problemas sociales y económicos.
A la porción de las Américas que corresponde a la designación mencionada, los procesos geológicos permitieron la conexión, hace 3 millones de años, de México y Sudamérica, conformando un puente terrestre entre la biota Neártica del norte y la Neotropical del sur. Esa peculiar historia geológica de Mesoamérica permitió que, además de la biodiversidad propia que evolucionó en las islas que constituyeron Centroamérica, se sumara una gran cantidad de elementos de flora y fauna del norte y del sur (García V. 1997, 29).
Por dar un ejemplo, se calcula que en Centroamérica hay al menos medio millón de especies de insectos de las 5 millones que existen a nivel mundial (Zeledón, 2000: 12). Esa magnitud de biodiversidad –el 7% a nivel mundial– también es producto de la posición geográfica de Centroamérica, dentro del cinturón tropical mundial, zona de alto nivel de humedad y disponibilidad de radiación solar; asimismo, contribuyen la cercanía de ambos océanos y las variaciones altitudinales que permiten un abanico de microclimas en países espacialmente pequeños. Mesoamérica concentra 24 mil especies de plantas, 1.193 de pájaros, 521 de mamíferos, 685 de reptiles, 460 de anfibios y 2.859 de vertebrados –no peces. Asimismo, si se añade la zona de los Andes Tropicales-Amazonas denominada el “epicentro de la biodiversidad mundial”, que se posiciona como la primera reserva terrestre de Latinoamérica, así como la franja desértica del hemisferio norte que cruza por el sur de Estados Unidos de Norteamérica y el norte de México y las zonas semiáridas del Cono Sur, puede deducirse por qué en Latinoamérica se encuentran casi todos los tipos de vegetación conocidos en la Tierra (Myers, 1988; Mittermeier et al. 1999).
El Cono Sur presenta ecosistemas de gran relevancia. El Chocó- Darién (260.595 km2 de extensión original) es uno de los bosques tropicales más húmedos del mundo, con un nivel de endemismo elevado, particularmente en anfibios (210 de 350), pero también en plantas (2.250 de 9 mil) y vertebrados –no peces– (418 de 1.625), y en general de pájaros (830 especies). La zona de los Andes Tropicales (1.258.000 km2) y la Región Boscosa del Atlántico (1.227.600 km2) son las más biodiversas del mundo. En la primera, de 45 mil plantas vasculares, cerca de 20 mil son endémicas, y de 3.389 vertebrados –no peces–, 1.567 igualmente lo son. Súmese a ello una sorprendente variedad de pájaros (1.666 especies, de las cuales 677 son endémicas), mamíferos (414, con 68 endémicas), reptiles (479, con 218 endémicas) y anfibios (830, con 604 endémicas). La segunda cuenta asimismo con una importante biodiversidad: plantas vasculares (20 mil especies, con 6 mil endémicas), pájaros (620, con 73 endémicas), mamíferos (261, con 160 endémicas), reptiles (200, con 60 endémicas), anfibios (280, con 253 endémicas) y vertebrados (1.361, con 546 endémicas).
En la misma región del continente, la Selva Amazónica Tropical conforma el reducto salvaje más extenso de ese ecosistema. Tan sólo la parte que le corresponde a Brasil significa más del 30% del planeta. Cuenta con una diversidad biológica impresionante: cerca del 40% de las plantas localizadas en sus partes bajas sólo se encuentra ahí. El Pantanal (parte de Brasil, Bolivia y Paraguay) es el humedal más extenso de la región, con peculiares especies endémicas de peces, reptiles, insectos y roedores. Chile Central (300 mil km2) se dibuja como el ecosistema mediterráneo semiárido, sumando a la imagen del Cono Sur una variedad de especies de plantas y fauna inusual (Mittermeier et al., 1999: 33).
Adicionalmente, las plataformas continentales del centro-sur de México y del Atlántico de Belice, Guatemala y Honduras, al estar ubicadas en el Trópico de Cáncer, poseen lo que se denomina “endemismo”, entendiendo por tal a especie biológica exclusiva de un lugar, área o región y que, por tanto, no se encuentra en ninguna otra parte del mundo.
En México se destaca la compleja irregularidad morfológica, que implica diferencias de altura y de clima, dificultades para la movilidad de las especies, etc., que crean marcadas distinciones, incluso al interior de las regiones desérticas, templadas o tropicales. Las montañas mexicanas levantan barreras que desconectan entre sí a las planicies costeras, a la gran franja desértica del norte o al altiplano del centro, al tiempo que estas numerosas sierras y sus respectivas cañadas, cañones y valles permiten la proliferación de biota única, por lo que en determinadas regiones se entreveran bosques de pinos, bosques mesófilos y selvas tropicales.
Esos laberintos geográficos, peculiaridades geológicas y la gran disponibilidad de agua, entre otros atributos, de México, Centro y Sudamérica –de por sí centros de origen y evolución de diversas familias, géneros y especies– han permitido la evolución potencial de una diversidad biológica única en el mundo, o “endémica”, ya sea de mamíferos, invertebrados, insectos, plantas, hongos o microorganismos.
Consecuentemente, la amplia diversidad cultural es semejante a la biológica. Se estima que en Latinoamérica y el Caribe hay alrededor de 800 grupos culturales, con una población de 43 millones. Cálculos para la misma región consideran que al menos el 80% de las areas naturales protegidas –ANP- están habitadas por indígenas.
Bosques
Uno de los recursos que hacen a la biodiversidad latinoamericanos son los bosques. La región de Latinoamérica y el Caribe representa el 22% de la superficie forestal mundial, y cuenta con unos 12,5 millones de hectáreas de bosques plantados. Si bien el bosque tropical constituye el ecosistema más rico del mundo. Aunque apenas cubre el 7 por ciento de la superficie terrestre, alberga entre el 50 y el 90 por ciento de las especies de plantas, animales y microorganismos del planeta. América Latina y el Caribe contiene el 22 % de la superficie forestal mundial, señala el informe Situación de los Bosques del Mundo 2009 (SOFO) difundido por la FAO.
Los árboles son importantes reservorios de biodiversidad y almacenes de carbono. Brasil, Colombia, Ecuador y Perú se sitúan entre los diez países del mundo con más biodiversidad, mientras que la ladera oriental de los Andes es el área biológicamente más diversa del mundo. Hay diez países con más de 1000 especies de árboles diferentes, y el 40 % de la vida vegetal del Caribe es exclusiva de esta subregión. No obstante, la región también es líder en el número de especies de árboles consideradas en peligro o vulnerables a la extinción. Esta desaparición iría acompañada de las especies de animales a ellos vinculados.
Las selvas tropicales húmedas de América Latina y El Caribe -caracterizadas por latitudes y altitudes menores- contienen la máxima biodiversidad en cuanto a flora. Y esta diversidad aumenta hacia los sitios más húmedos, es decir, donde los pies de montaña de los Andes Septentrionales hacen contacto con la Cuenca Amazónica (Colombia, Ecuador, Perú).
Otros patrones generales se desprenden del análisis de la llamada megadiversidad, que se refiere a la comparación de la riqueza de especies entre países o regiones geográficas, o entre biomas (conjunto de seres vivos en un ecosistema), tipos de vegetación o zonas ecológicas.
Los países tropicales -Centroamérica, Ecuador o las Guyanas- poseen mayor diversidad biológica que los extratropicales -Chile, Uruguay, Argentina y Paraguay.
Un equipo de científicos de Ecuador y los Estados Unidos de Norteamérica ha documentado que el Parque Nacional Yasuní es el área con mayor biodiversidad en América del Sur. Matt Finer de la ONG Save America’s Forests[ii], describe que la sección noroeste de Loreto y el Yasuní en el Ecuador como las zonas más ricas en biodiversidad de anfibios, pájaros, mamíferos y plantas[iii]. El noroeste de Loreto y el Yasuní en el Ecuador, conforman área con mayor biodiversidad en América del Sur. “Con más de 140 especies de anfibios, 500 especies de pájaros, 200 especies de mamíferos y 4,000 especies de plantas, lamentablemente, la zona con máxima biodiversidad de Sudamérica está dentro de los lotes petrolíferos con vistas a su explotación.
La naturaleza dotó al Norte de importantes mantos petroleros y recursos minerales, pero en cuanto a la flora y a la fauna definitivamente privilegió, caprichosa, al Sur.
La creación de áreas protegidas ha sido fundamental para la conservación ambiental de la región. Entre 1990 y 2007, la superficie de áreas protegidas aumentó de 213 millones a 451 millones de hectáreas (el 24 % de las áreas protegidas del mundo).
A esa realidad aparentemente ilimitada hay que recordar que, 17 millones de hectáreas de bosque tropical se talan al año. Se estima que entre un 5 y un 10 por ciento de especies de este ecosistema se extinguirán en los próximos 30 años, y se cancelarán, así, muchas oportunidades de mejorar nuestra calidad de vida. En Centro y Norteamérica existen 5.747 especies de plantas en peligro de extinción; en Sudamérica son 2.061.
Según la FAO, en ese período, Brasil perdió 3.103.000 hectáreas de bosques, el 42 % de las pérdidas mundiales; aunque dicho número sólo representa el 0,6 % del área boscosa total del país.
La cuenca del río Amazonas el “Gran Pulmón de la Tierra”, constituye la mayor formación boscosa del mundo actual. Su complejidad, tanto en ecosistemas como en biodiversidad, la sitúa como el almacén más rico de recursos genéricos. Los aportes de esta extensa región al mundo actual son muchos y sólo se ha logrado conocer hasta el momento una pequeña parte de los potenciales que alberga.
Para los países de Latinoamérica, la Amazonia es depositaria de importantes recursos naturales como gas natural, oro y minerales varios (hierro, bauxita, niobio, etc.), cuya utilización constituye una esperanza para el desarrollo y así poder salir de la pobreza en que de debaten sus pueblos principalmente nativos.
La realidad de los bosques de América Latina y el Caribe, se impone con mayúsculas por todo lo que representan en el ámbito forestal mundial y en la preservación del patrimonio biológico en nuestro planeta, y que hoy más que nunca es necesario cuidar para el mañana.
Agua
El agua, esencial para la vida del ser humano, su importancia es tal, que ninguna persona puede vivir sin ella más de una semana sin tener algún problema. La FAO recalcó que el agua es fuente de vida y desarrollo, pero el aumento de la demanda y la escasez a la que ya se enfrentan de varias maneras 2.800 millones de personas, puede ocasionar graves problemas de subsistencia e incluso guerras, de ahí la necesidad de gestionarla, usarla y compartirla correctamente.
Latino América es una región privilegiada por contar con una variedad natural que hace que el agua sea algo abundante. Al tener el 12% de la población mundial, encierra el 47% de las reservas de agua potable de superficie y subterránea del mundo[iv], es un continente rico en Agua. Con el 33% de los recursos hídricos renovables del mundo, es el continente con la disponibilidad más alta del mundo. Sus 3.100 m3 de agua per cápita por año, duplican el promedio per cápita mundial. La gran mayoría de los países de la región cuentan con disponibilidades catalogadas entre altas y muy altas en razón de su superficie y población.
Aunque la región ha experimentado un aumento en la cobertura de agua potable de un 33% en 1960 a un 85% en el 2000; tan sólo el 49% de la población cuenta con servicios sanitarios. Esto significa que la población sin acceso al saneamiento sea superior a los 100 millones de habitantes.
La región experimenta una creciente dependencia en el uso de sus fuentes hídricas subterráneas: América del Sur utiliza entre el 40 y el 60% del agua que consume de los acuíferos, mientras que América Central y México dependen en un 65% de estas fuentes. En México por ejemplo, 102 de los 653 acuíferos se encuentran sobreexplotados.
Ser el continente más rico en términos de disponibilidad de agua per cápita, no implica que no hayan poblaciones que no padezcan de una seria escasez de agua. Países como Perú, El Salvador y México desde ya experimentan el denominado “stress hídrico”.
Las necesidades de agua se acentuarán y habrá que estar preparados para la mejor gestión de los recursos existentes. Definitivamente la problemática del agua es y será uno de los grandes aspectos que marcarán este siglo XXI y es la obligación de todos el generar conciencia y actuar desde ya mejorando la gestión de tan valioso recurso.
Biodiversidad y cambio climático
Latinoamérica y el Caribe ya sufren en forma significativa las consecuencias del cambio climático según el informe del Banco Mundial.
En la región de los Andes, los glaciares se funden a un ritmo tal que algunos de ellos sencillamente podrían llegar a desaparecer en los próximos 10 a 20 años.
La desaparición de los glaciares tendrá un tremendo impacto económico sobre los habitantes más pobres de esa región, además de las consecuencias sobre la biodiversidad, pues la falda oriental de la cordillera es la zona de mayor riqueza biológica del mundo.
En este contexto, Latinoamérica emite solamente el 5% de las emisiones globales de dióxido de carbono, pero lo que preocupa a los expertos del Banco Mundial es que la región causa el 31% de las emisiones de carbono asociadas al uso de la tierra. La institución asiste para preservar el ambiente de Latinoamérica. En el periodo 2008-2009 su participación ascendió a unos 3.700 millones de dólares. Pero se necesitará mucho para mejorar la adaptación y para financiar la adquisición de tecnología capaz de reducir las emisiones contaminantes.
Ahora las esperanzas están puestas en México, donde en 2010 se realizará la COP-16. Muchas cosas están en juego para América Latina y el Caribe, que tiene un papel importante para desempeñar. De lograrse en esa instancia un acuerdo vinculante sería un gran logro para el mundo y mostraría el liderazgo de la región en materia de cambio climático.
En relación a la Cumbre de Copenhague en diciembre de 2009, la CEPAL se ha expedido en relación de que, si no hay un acuerdo internacional para mitigar los efectos del cambio climático, el costo para América Latina y el Caribe podría equivaler hasta 137% del PIB regional actual para 2100, señala el informe de la CEPAL.
El estudio, que identifica los impactos económicos del cambio climático en la región, fue presentado en un evento paralelo a la XV Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (conocida como COP 15), que se realizó en Copenhague.
Aunque es la segunda región mundial que menos emite gases de efecto invernadero detrás de África, América Latina y el Caribe está sufriendo los efectos del calentamiento global más que ninguna otra, según el informe. De ahí la urgencia de que la región cuente con apoyo tecnológico y financiero de los países desarrollados en sus esfuerzos de adaptación y mitigación del fenómeno.
Con un incremento de la temperatura planetaria superior a 3ºC, algunos países o regiones podrían perder hasta 30% ó 40% de su biodiversidad.
Argentina, Chile y Uruguay tendrían efectos positivos en su productividad agrícola si la temperatura aumentara entre 1,5ºC y 2ºC en el período 2030-2050. Sin embargo, si se traspasa este umbral de temperatura los efectos serán negativos.
Para 2100 se calcula que en Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú las tierras degradadas oscilarían entre el 22% y 62% del territorio. También disminuirá la disponibilidad de agua, sobre todo en América del Sur.
Conclusión
Muchos expertos consideran a América Latina como la región más rica en biodiversidad, o desde otra perspectiva, como la reserva de biodiversidad más grande del planeta. Ello deriva de la variada topografía y la ubicación geográfica, comprende desde el norte del ecuador hasta el Polo Sur.
Es muy difícil comparar con total exactitud la riqueza biológica a nivel global, el caso de la flora es un gran indicador.
Pocas regiones del mundo gozan del privilegio natural que emana de las montañas, selvas y glaciares que forman la geografía de América Latina: el agua.De hecho, si bien en la región de Latina América y el Caribe existe la mayor disponibilidad promedio de agua del mundo, alrededor de 24.400 metros cúbicos por persona, la disponibilidad y la seguridad del agua varían enormemente al interior de los países pues una de cada tres personas sufre por la falta de agua, he ahí la enorme necesidad de cooperar para garantizar su uso sostenible, eficiente y equitativo. En el caso de América Latina y el Caribe, los ecosistemas más importantes están amenazadas, entre ellos la Amazonía y los Andes, cordillera en la que se prevé una futura desaparición de los glaciares tropicales. Se busca orientar a los tomadores de decisiones de América Latina y el Caribe sobre la necesidad de invertir en la conservación de la biodiversidad y el manejo sustentable de los servicios ambientales, para garantizar el crecimiento económico, el desarrollo y la equidad en la región. El Año Internacional de la Biodiversidad pretende llamar la atención sobre la importancia que la misma posee en todo el mundo, preservarla requiere el esfuerzo de todos como reto para el futuro. América Latina y el Caribe es una de las regiones con mayor biodiversidad, con un tercio de la biomasa forestal del mundo, por tanto le atañe la responsabilidad de preservar y proteger esos recursos naturales que ayudan a capturar dióxido de carbono, y salvaguardar las cuencas hídricas, por lo tanto la vida.
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Informes
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FAO. Informe Situación de los Bosques del Mundo 2009: ver aquí
BM: “Desarrollo con menos carbono: Respuestas latinoamericanas al desafío del cambio climático”, el reporte del Banco Mundial sobre América Latina y el Caribe.
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