España,naturalista la energia es bulimica
El naturalista y divulgador Joaquín Araujo, Premio Global 500 de la ONU, considera que el consumo de energía en España es bulímico y que lo que más beneficiaría al medio ambiente del país sería enfrentarse al gasto excesivo, empezando por el energético.En una entrevista a con motivo de la publicación de su último libro "Paisajes de España", en el que recoge una selección de los lugares "más bellos" del país, el naturalista hace un repaso a la situación del medio ambiente y propone algunas soluciones.
Pregunta.- ¿La peor noticia medioambiental del año?
R.- En internacional, el descalabro de la cumbre de Copenhague, y a escala nacional la constatación del manifiesto desprecio y relegación de las cosas ambientales en los nuevos presupuestos. Es decir que lo más dañado es lo más necesario, que es la vivacidad del mundo. Podemos dejarlo en estos dos aspectos: Copenhague y los presupuestos generales del Gobierno español.
P.- ¿De qué patas cojea el Medio Ambiente en España?
R.- Es que ni siquiera tiene patas, no es que cojea es que levita, y padece inestabilidades manifiestas, zozobra constantemente, y no se desploma del todo porque el propio entorno es tenaz como el sólo. Esto no quiere decir que no haya habido, alcances, proyectos, recuperaciones y mejoras, pero desde un punto de vista de lo que propone la conciencia ecológica o la cultura ecológica, estamos en torno al 1% de los objetivos a conseguir.
P.- ¿En Europa, cual sería el modelo a imitar?
R.- En el norte de Europa hay unas condiciones de partida esencialmente mejores, todo lo escandinavo: gran territorio, poca población, pero también mucha educación ambiental. Es decir, que no se trata solo de que el propio paisaje te permita tener una biocapacidad bastante bien conservada, sino que desde luego el hecho de que en esos países se hayan hecho hasta moratorias nucleares, como en Suecia, o que se tome muy en serio la política forestal, en que por cada árbol que desaparece se plantan muchos más de lo que supondría una sustitución matemática o equivalente.
También está el hecho de que son países de una movilidad infinitamente menos agresiva, es decir desde el uso de la bicicleta hasta el cuidado por la pulcritud del espacio público, todo esto es infinitamente mejor que aquí.
P.- ¿Entonces en España por donde deberíamos empezar?
R.- Debemos comenzar por lo que empieza todo. Por nuestros sentimientos, emociones y esquemas básico de pensamiento. Lo peor que le sucede al medio ambiente es que consideremos que es un accesorio más o menos despreciable o más o menos a tener poca consideración con el. Aquí nos sigue faltando mucha comunicación, sigue faltando muchísima incorporación a criterios básicos del sistema educativo, también sigue faltando mucho respeto.
En el fondo la sociedad española es especialmente alevosa con la cordialidad hacia lo que nos precede por ser una sociedad de nuevos ricos, sino se respeta el origen inmediato, menos aún el lejano:la naturaleza, sus procesos, sus ciclos.
Aquí todo el mundo pretende vivir de espaldas a lo que nos da la vida y eso sigue sin estar incorporado a la dieta, tanto educativa como de los medios de comunicación, y aunque se han registrado grandes avances en los últimos 25 años seguimos estando en un porcentaje, que en realidad no se considera poco influyente, hemos empezado diciendo que la peor noticia son los presupuestos y eso responde a que políticamente se considera intrascendente.
P.- La crisis ayuda al medio ambiente. ¿No sería un buen momento para rectificar el rumbo?
R.- La crisis tiene un efecto positivo, y es que a menor actividad económica menos contaminación, y además esta clarísimo que estamos gastando menos energía y agua que hace solo dos años; En la década que va del 98 al 2008, la sociedad española incrementó un 30% el gasto de agua y ahora hemos bajado casi un 5% en los últimos dos años de crisis. Con la energía pasa igual, se ha reducido en torno a un 4%, y eso es debido a que hay sectores que han reducido mucho su actividad, y por supuesto la construcción a la cabeza.
Pero no es por ahí por donde deben ir las cosas, debería estar en el plan, debería ser una de las líneas maestras de actuación administrativa, fundamentalmente el ahorro de energía y entre otras cosas para mejorar la balanza de pagos, para mejorar nuestros compromisos con el Protocolo de Kioto, y hasta para mejorar algo que también se escapa de la apreciación generalizada que es la salud general, que todo eso está todavía ahí colgando de un alero sin mucho beneficio, ni atención por parte del público y la administración.
P.- ¿Cual es la mejor apuesta en el campo de las energías renovables?
R.-Todas en conjunto, precisamente la elección más fantástica que da la historia de la vida, el proceso evolutivo es que siempre se puede contar con mayores posibilidades y enfrentarse a cualquier dificultad a través de la diversidad, a través de las diferencias.
Si tenemos cinco fuentes de energía es más seguro que tener una, y en el campo de las renovables habría que potenciar y muchísimo absolutamente todas, incluso las que desde un punto de vista técnico actual lo están menos, como es la energía marina; pero por supuesto mucho más la eólica, mucho más fotovoltaica, muchísimo más la térmico solar y siempre combinándola con el ahorro
Lo que más beneficia el medio ambiente es enfrentarse al gasto excesivo, es decir que nuestros gastos desgastan al mundo, se trata de desgastar menos con racionalidad en el consumo, pero encabezado por el de la energía.
Este último consumo es el más clarificador de cual es nuestro estilo de vida y se podría decir que es bulímico, y ahí es donde hay que trabajar más y ser capaces de mejorar.Es bulímico porque gastamos mucho para volver a gastar sin haber digerido lo que hemos consumido, es exactamente lo que es la bulimia, utilizamos una enorme cantidad de energía que no nos sirve en un porcentaje muy alto; entre un 40% y 50% de la energía que utiliza España no sirve para nada absolutamente para nada, solo para contaminar.
P.- En otro orden de cosas ¿Qué le parece el estado de los bosques españoles?
R.- Está algo mejor que el panorama básico, están bastante mejor que el agua y el aire, pero aquí hay que distinguir dos cosas: ha aumentado la superficie forestal en este país, cosa que casi es una enorme sorpresa, pero faltan dos cuestiones, tenemos crecientes enfermedades, la salud básica de los bosques no es la que nos lo merecemos, hay que trabajar mucho en sanidad forestal y también en su calidad básica.
En este sentido, porque lo de la cuantía está muy claro, nos merecemos el doble de árboles que tenemos, y además vinculándolo con el cambio climático sale una ecuación absolutamente básica: si nuestros sistemas vegetales, árboles forestales, en el sentido más amplio, fijan entre el 20% y 22% de nuestras emisiones, si tuviéramos el doble controlaríamos más del 40%.
Como otro 40 por ciento se podría ahorra es que prácticamente si nos pusiéramos a ello en una década tendríamos no sólo cumplido el Protocolo de Kioto, sino estaríamos a la cabeza del mundo en cuanto a la relación contaminación/sumideros de carbono.
Es una de mis pasiones infinitas y sigo pidiendo que dupliquemos la superficie forestal del país, para lo cual siempre insisto, en la misma idea, tenemos territorio, tenemos tecnología, y si queremos tenemos dinero, que no es un sueño de un enamoradizo como yo, sino que tiene un respaldo técnico científico, y que falta el impulso administrativo o el compromiso político.
P.- ¿Podría concretar más esas amenazas crecientes a las que te refieres?
R.- Hay un proceso de defoliación en aumento, pero la enfermedad más grave es la seca, es muy complicada, con muchos factores que la retroaliementan, en principio parece que es un hongo en las raíces, pero eso esta muy alimentado por el estrés hídrico, por la reducción de la primavera y el otoño, sobre todo la primavera cada vez es más escuálida por el cambio climático y entonces tenemos ahí la posibilidad de un drama de características absolutamente inabarcables.
Se estima que el año antepasado murieron un mínimo de 10 millones de árboles, por la seca, y en cuanto hay un año de sequía todavía es más grave.
P.- Acabas de publicar un libro sobre paisajes ¿Cuales son los espacios más vulnerables en España que necesitan mayor protección hoy?
R.- A pesar de que el sustancial incremento, porque en esto si se puede decir que la protección del territorio en España es un proceso claramente ascendente, aunque se ha estancado en la última década , pero desde luego me parece que estamos en unos 1.300 y pico espacios protegidos, tenemos unos 14 parques nacionales, unos 150 parques naturales, todo esto lo estoy diciendo de memoria, pero aquí también sigue habiendo una inconsistencia y es que lo que más protege al paisaje es la vinculación emocional con el mismo.
Todo paisaje que no se entendió está ya muerto. No haría falta ni una sola ley de protección del paisaje si la gente se considerara parte del mismo, lo que nos sigue faltando en protección de la naturaleza es el vínculo cultural y por supuesto estético emocional.
Nada protege tanto como una mirada admirada, que se tiene que traducir en un respeto, y eso es lo que nos sigue faltando, porque luego sigue siendo posible el ataque al espacio protegido, tenemos los casos de Murcia y Baleares que han desclasificado espacios protegidos para seguir urbanizando.
P.- Entonces, ¿Podrías apuntar los principales retos que tendría acometer España?
R.- Que el ambiente esté en medio, y sobre todo en el medio de los medios, en medio del sistema educativo, y luego en medio de la economía real, y luego en medio de la política, entonces estará resuelto el asunto.
P.- El 29 comenzará en Cancún la COP16 ¿Cual es el panorama ante la próxima Cumbre del Clima?
R.- Seguimos con una extraordinaria deuda pendiente hacia la transparencia de nuestros aires, una sociedad como la nuestra gasta casi el doble de energía de la estrictamente necesaria y no sume en la vergüenza del incumplimiento radical de los compromisos internacionales, no parece que las cosas de cara a Cancún vayan por mejor vía desde el momento en que todavía está en el alero el suprimir la combustión de carbón para la obtención de energía eléctrica. Nos queda también en este campo el materializar el compromiso con lo sensato, y lo más sensato ahora mismo sería equilibrar más la balanza de pagos a través de la no estricta dependencia masiva de las energías fósiles.
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