Estados unidos,oposicion del cambio climatico
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La Sociedad de Periodistas Ambientales de EEUU (SEJ), a la que pertenecen cerca de 1600 reporteros profesionales especializados en medio ambiente, ha celebrado esta semana su vigésimo Congreso Anual en Missoula (Montana). Casi mil personas de todo el mundo han acudido a esta ciudad, en el corazón de las Montañas Rocosas, para escuchar a expertos, debatir e intercambiar puntos de vista sobre los principales temas ambientales globales que están sobre la mesa: cambio climático, energía, economía verde o biodiversidad.La veterana periodista estadounidense, Christy George, presidenta saliente de la SEJ tras tres años en el cargo, es la 'culpable' del éxito de este Congreso y de un logro aún mayor, haber hecho de la SEJ una organización internacional a la que hoy pertenecen periodistas ambientales de los cinco continentes.George ha desarrollado su carrera profesional en medios como el Boston Herald o la Radiotelevisión Pública del estado de Oregón. Dos de sus series de reportajes radiofónicos para este último medio, The Switch (sobre renovables) y el Denmarck Project (sobre el impacto del cambio climático en Oregón, que pronto se convertirá en un libro), le han valido numeros premios y reconocimientos.
Pregunta.- ¿Cómo empezó a interesarse por los temas ambientales?
Respuesta.- Cuando empecé a cubrir los problemas de ruido y de contaminación atmosférica que causaba el aeropuerto de Boston hace casi dos décadas. Ahí fui consciente de las consecuencias para salud de ambos tipos de contaminación y de cómo los problemas ambientales afectan a la vida de las personas. En los últimos trece años he dirigido un espacio sobre economía y medio ambiente para un programa de la radiotelevisión pública de Oregón, en Portland, llamado Marketplace, en el que tratamos de hacer ver a la gente que un medio ambiente saludable ahorra más dinero que el que cualquier actividad industrial es capaz de generar.
P.- ¿Cómo ha cambiado el periodismo ambiental desde que empezó hasta ahora?
R.- El principal cambio ha sido ver lo rápido que el cambio climático está cambiando el planeta, y como sus efectos se están acelerando en el Oeste americano. Para mi está claro que hasta el IPPC -Panel Intergubernamental de expertos en cambio climático- ha subestimado sus predicciones.
P.- ¿Qué diferencias aprecia a la hora de trabajar entre los periodistas ambientales europeos y los estadounidenses?
R.- Lo que más me sorprende no son las diferencias sino lo parecidos que somos: compartimos la frustración de no poder acelerar la acción en temas de cambio climático y otros problemas ambientales globales urgentes, aunque los europeos habéis sido siempre menos escépticos en lo que respecta al cambio climático.
P.- ¿Qué podemos hacer para impulsar el periodismo ambiental en Latinoamérica?
R.- El la SEJ llevamos trabajando desde 2004 con periodistas de México, Belice y otros países Latinoamericanos para que creen sus propias asociaciones en sus países, como es el caso de la Red Mexicana de Periodistas Ambientales (Rempa), cuyos miembros asisten cada año a nuestro Congreso. Por eso en nuestro próximo encuentro, en 2011 en Miami queremos tener traducción simultánea en español de todas las conferencias.
Otro de los objetivos que tenemos en la SEJ es impulsar el periodismo de investigación en temas de medio ambiente a pesar de la falta de transparencia que hay en muchos de los gobiernos de Latinoamérica. En la SEJ tenemos una persona a media jornada trabajando precisamente en esa dirección, Talli Nauman.
P.- ¿Cuál es el principal problema que afrontan los periodistas ambientales americanos a la hora de trabajar?
R.- Los problemas económicos que están afectando a los medios en EEUU. La gente ha dejado de comprar revistas y periódicos desde que los tiene gratis en internet, y los anunciantes ya no tienen que pagar por anunciarse porque lo pueden hacer gratis en algunas páginas como Craigslist. Se han cerrado muchos medios y los que han sobreviviendo se han quedado con la mitad de la plantilla. Aún así, creo que lo peor ha pasado.
P.- ¿Cuáles son las coberturas ambientales más complicadas en Estados Unidos?
R.- Existe una fuerte oposición política por parte de la derecha, presionada por intereses empresariales, a temas de cambio climático y legislación ambiental, especialmente cuando alguna de las dos cosas toca a la industrial del automóvil. En EEUU es políticamente inaceptable pedir una tasa de emisiones. Periodistas que han escrito de estos temas han sido vetados en ruedas de prensa de políticos o les han sido confiscadas sus cámaras o sus grabadoras.
P.- Usted dijo que los medios, en general, no están interesados en el medio ambiente, ¿Qué podemos hacer los periodistas ambientales para que lo estén, y al mismo tiempo para cambiar las prioridades del público?
R.- Cubrir temas ambientales es muchas veces desilusionante, porque raramente contamos buenas noticias. Y cuando un tema importante y durante mucho tiempo invisible como es el cambio climático llega a las portadas nos resulta imposible convencer al publico de la urgencia de aportar una solución. No estoy segura de que podamos cambiar las prioridades del público, sobre todo teniendo en cuenta que nada ha cambiado tras desastres como el huracán Katrina (2005) o el vertido del Golfo de México. Aun así debemos persistir en contar lo que está pasando y confiar en que poco a poco la gente se dé cuenta de la importancia de proteger los lugares que aman.
P.- En España se dice que los periodistas ambientales somos como "sandías", "rojos" por dentro y "verdes" por fuera, ¿Es aplicable a los periodistas ambientales norteamericanos?
R.- Nosotros nos decimos constantemente "¡somos periodistas ambientales, no ecologistas!", porque todo el mundo nos echa en cara que somos defensores acérrimos del medio ambiente a diferencia de lo que ocurre en otras especializaciones. Porque, por ejemplo, nadie cuestiona que los periodistas económicos apoyen el capitalismo o que a los periodistas deportivos les encante el deporte.
No obstante, hay bastantes periodistas ambientales en EEUU que sin ser republicanos, sí que son bastante conservadores, pero casi todos creemos en lo que llamamos el "principio de la precaución" y en que más vale prevenir los daños ambientales que curarlos, y, sobre todo, en que sin la buena salud de los ecosistemas estamos perdidos.
P.- ¿Cree que profesionales de los gabinetes de prensa deben formar parte de organizaciones como la SEJ?
R.- La SEJ no acepta a ningún miembro cuyo trabajo tenga que ver con un gabinete de prensa relacionado con algún tema ambiental, y estoy totalmente de acuerdo con esta norma, porque el periodismo y los gabinetes de prensa deben estar en sitios separados. El periodismo tiene como objetivo buscar la verdad, ser imparcial y ofrecer múltiples puntos de vista, y los gabinetes de prensa tienen como objetivo orientar los hechos para dirigirlos hacia sus intereses particulares. La gente que trabaja en temas de comunicación y relaciones públicas es bienvenida a cualquier actividad que organizamos, como el Congreso, pero no pueden ni deben ser aceptados como miembros.
P.- ¿Qué balance hace de este vigésimo Congreso de la SEJ?R.- Ha sido una estimulante semana de aprendizaje, de encontrarnos con compañeros y amigos de todo el mundo, de compartir experiencias, intercambiar conocimientos, y también de tener la oportunidad de conocer las Montañas Rocosas, que es uno de los paisajes más emblemáticos de EEUU.
P.- ¿Qué libro recomendaría leer a todos los periodistas ambientales?
R.- El mejor libro que he leído últimamente es "Ultimatum" de Matthew Glass (un seudónimo). Se trata de un 'thriller' de medio ambiente que tiene lugar en un futuro cercano, cuando aún con el nivel del mar creciendo y la gente teniendo que evacuar sus ciudades, los políticos siguen debatiendo en una mesa un acuerdo similar al Protocolo de Kioto sin llegar a un acuerdo. La historia que cuenta este libro puede hacerse realidad en una década o dos.
P.- ¿Cómo ha sido, en su opinión, la cobertura del vertido del Golfo de México en Estados Unidos? ¿Qué lecciones podemos aprender de ello?
R.- Las televisiones y los periódicos abrieron sus informativos con la imagen del vertido hasta que se selló el pozo. Ahora que las fugas parecen haber terminado, la cobertura es mínima, a pesar de que los impactos continúan afectando la vida marina y a la industria pesquera de Luisiana y otros estados como Mississippi, Texas, Alabama o Florida.
Seguramente lo que ha pasado en el Golfo tendrá consecuencias en el voto, pero la mayoría de la gente de esos estados está pensado en otras cosas como la economía, el aborto, el matrimonio homosexual o la inmigración. Los estadounidenses muestran escasa atención a cualquier tema que vaya más allá de sus propias vidas, sobre todo cuando la economía va mal.
P.- Obama prometió impulsar las energías renovables cuando fue elegido. ¿Ha sido así?
R.- Se han hecho bastantes cosas. Han habido estímulos para impulsar la creación de empleos verdes relacionados con las renovables, se han ofrecido ayudas para el aislamiento térmico de las viviendas, se han promovido coches más eficientes, etc. Pero lo más importante es que Obama se ha rodeado de gente en su gabinete que entiende el cambio climático. Por eso aunque la Ley de Reducción de Emisiones no fuera aprobada por el Congreso, la Agencia de Protección del Medio Ambiente (US Environmental Protection Agency) ha dejado claro que si no hay acción, regulará las emisiones.
P.- ¿Cree factible que algún país sea capaz de poner el Producto Interior Bruto (PIB) por delante del medio ambiente en estos tiempos de crisis?
R.- Para proteger la economía lo primero que hay que hacer es proteger y restaurar el medio ambiente. Son inseparables.
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