La cooperación entre investigadores e ingenieros de montes españoles y etíopes en el Centro forestal Margarita Burón comienza a dar fruto en las Tierras Altas de Etiopía: los campesinos repueblan barrancos y laderas erosionadas y algunos tienen ya en perspectiva rendimientos económicos.Los árboles escogidos para este proyecto forestal son los eucaliptos, buena parte de ellos procedente de España, y diversas especies autóctonas, Hagenia Abyssinica y Juniperos Procera, prácticamente desaparecidas de su entorno natural tras décadas de deforestación que han reducido los bosques nativos en más de un noventa por ciento en los últimos cien años.
La cooperación hispano-etíope se ha plasmado además con la celebración de un congreso sobre el eucalipto, que se inicia hoy en Addis Abeba, y con la inauguración el pasado domingo de las nuevas instalaciones del Centro Margarita Burón, un vivero y centro de investigación bautizado así en recuerdo de la cooperante española fallecida en estas tierras en un accidente de tráfico en 2007 cuando trabajaba en el proyecto.
Wubalem Tadesse, director del departamento forestal del Instituto etíope de Investigaciones Agrícolas, ha explicado a que este proyecto de cooperación parte de las necesidades reales de la población, de las peticiones expresas de los campesinos.
Tadesse destaca que el objetivo es la repoblación de terrenos degradados y situados en lugares de difícil acceso o en laderas: durante los tres años de funcionamiento, se ha recuperado un vivero abandonado, se han producido 200.000 plantas y se ha repoblado y restaurado 28 hectáreas de terreno.
Los resultados, según Tadesse, son muy buenos: los ochenta y seis campesinos que han participado hasta el momento están "muy contentos", ya que están comprobando como esta propuesta les ofrece recursos alternativos a la agricultura prácticamente de subsistencia que practican.
Uno de ellos, Gebremedhin Gebresenbet, dice que plantó los árboles facilitados por el vivero hace tres años en un terreno que "no valía nada" debido al nivel de erosión que había sufrido.
Espera iniciar la corta de ejemplares en cuatro o cinco años, aconsejado por los técnicos del proyecto y a diferencia de sus vecinos, que talan los árboles a los cuatro años de vida: según sus cuentas, confía en obtener unos 2.000 euros por hectárea, una cantidad muy elevada en un país en el que el sueldo medio de un maestro se encuentra entre 700 y 800 euros anuales.
La madera de eucalipto, una especie omnipresente en este país desde hace más de cien años, es utilizada en Etiopía para combustible de cocinas y estufas y como material en la construcción, tanto como elemento estructural como para levantar andamios o realizar encofrados.
Por parte española, los protagonistas del proyecto son el grupo de cooperación al desarrollo de la Escuela de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, encabezado por el jefe de departamento de Silvopascicultura Luis Gil y los ingenieros Paula Guzmán, Rosana López y Eduardo Tolosana.
Este grupo cuenta con el apoyo financiero de la Universidad y del ayuntamiento de Alcorcón, lugar de procedencia de Margarita Burón, además de las aportaciones económicas y científicas de la empresa Ence, que también ha aportado semillas para las reforestaciones.
En el centro forestal, ubicado en la región de Wayu Ena Anget Mewgia, se trabaja además en la mejora y adaptación de especies forestales. Paula Guzmán, becada por la Politécnica para el proyecto científico relacionado con esta iniciativa, destaca que se pretende mostrar a los campesinos prácticas de silvicultura que mejoran notablemente los rendimientos de las actividades tradicionales.
Pone como ejemplo que se recomienda aumentar la distancia mínima entre árboles, lo que permite el crecimiento del pasto y el aprovechamiento ganadero del terreno, o la edad mínima de corta, al menos hasta los cinco años, lo que aumenta la productividad de las plantaciones.
Las instalaciones del centro inauguradas el domingo 12 de septiembre, que se integrarán en el futuro en el Instituto de Investigaciones Agrarias, consisten en unos nuevos locales destinados a vivienda para los cooperantes e investigadores.
El acto de inauguración tuvo como momento culminante el descubrimiento de una placa en recuerdo de Margarita Burón, seguido de una comida tradicional y la entrega de regalos por parte de los campesinos de la comarca a los cooperantes españoles.
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