Las autoridades federales de Estados Unidos casi doblaron la zona prohibida para la pesca en el golfo de México debido a la extensión del vertido de petróleo.
Actualmente el área prohibida cubre el 19% del las aguas territoriales estadounidenses en la zona, unos 17.650 kilómetros cuadrados.
La medida se tomó en vísperas de la segunda jornada de la audiencia en el Senado para hallar el modo de detener la fuga que vierte miles de barriles de crudo al agua diariamente.
El día anterior el portavoz de BP informó sobre ciertos avances en los trabajos para cortar el flujo, pero la Administración de EE. UU. no cree que se logre acabar con la crisis en un corto periodo de tiempo.
El problema principal en estos momentos es la amenaza de que el vertido de crudo se acerque al Cayo Hueso, en el extremo sur de Florida, a través de la corriente marina principal de la cuenca, y avance más allá en el Atlántico.
Los guardas forestales hallaron el lunes charcos de chapapote de entre siete y veinte centímetros de diámetro en las playas del parque estatal Fort Zachary Taylor de Cayo Hueso. Sin embargo, no pueden atribuirse, de momento, al vertido de crudo hasta que se realicen las pruebas en los laboratorios, según informaron las autoridades del Estado. Esto se debe a que se trata de un hecho no tan inusual como podría pensarse en la zona, dado que en 2008 y 2009 se registraron 667 y 681 incidentes, respectivamente, con combustible y petróleo en las aguas y las playas de Florida.
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