¿Es definitivamente Barack Obama un Quijote energético? Su apuesta por las renovables le ha llevado a enfrentarse ni más ni menos que a la mítica familia Kennedy, sin cuyo apoyo él quizás no sería presidente. Pues Obama se lo «paga» autorizando la primera granja eólica marina de Estados Unidos frente a las costas de Massachussets, justo enfrente del feudo de Hyannis Port, donde el llorado Ted Kennedy miraba al mar esperando la muerte.
Pero no sólo esta familia lleva años oponiéndose al proyecto Cape Wind. Existe toda una coalición de grupos, algunos incluso ecologistas, que teme que los molinos de viento de Obama dañen la pesca y el selecto turismo de la región del Nantucket Sound. Otros en cambio, con el gobernador de Massachussets, Patrick Duval, a la cabeza, creen que sólo así se puede construir el futuro de América.
Recortar distancias
Hace tiempo que Obama viene diciendo dos cosas: una, que quiere acabar con la dependencia del petróleo extranjero, y dos, que está convencido de que la hegemonía económica del futuro será de quién antes controle las nuevas energías. Y resulta que en este tema el presidente de Estados Unidos siente que le llevan ventaja desde la China emergente hasta la vieja Europa. Y no le gusta.
Entonces se ha lanzado de cabeza a agilizar proyectos como el de Cape Wind, que llevaba más de una década parado por la burocracia y por las dudas. El secretario de Interior de Obama, Ken Salazar, anunció con orgullo el mes pasado que ya hay luz verde para la primera granja eólica marina en el Atlántico. Ocupará 62 kilómetros cuadrados y tendrá 130 turbinas, cuyo punto más alto sobre el nivel del mar estará a 134 metros. La idea es que sea capaz de proporcionar energía a 200.000 hogares del estado de Massachussets.
Emisiones de CO2
Mucha más energía con mucha menos polución, ese es el lema: los fans de la energía eólica recuerdan que estas granjas producen electricidad sin consumir agua y sin generar residuos, y evitando una media de 700.000 toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero al año. Esto es casi el equivalente de retirar de la circulación 175.000 coches.
El plan que tiene la Administración Obama es llegar en el año 2030 a que el 4 por ciento del consumo eléctrico de todo Estados Unidos provenga de este tipo de granjas. No parece mucho si se tiene en cuenta que en Dinamarca ese porcentaje ya es del 11 por ciento. Pero no es menos cierto que en Estados Unidos las magnitudes de consumo energético son mucho mayores.
También las resistencias que están en juego. A lo mejor por eso Obama ha elegido el enclave que ha elegido con toda la intención. «Atacando» el núcleo duro de veraneo de los más ricos y poderosos él mismo pasó sus primeras vacaciones como presidente en la exclusiva Martha's Vineyard, muy cerca de donde se alzarán las turbinas de Cape Wind les pone entre la espada, la pared y el compromiso con el progreso.
Lo cual es especialmente urgente desde que Obama se ha quedado cojo de otra de las patas de su programa de viabilidad energética, que pasaba por autorizar más perforaciones petrolíferas marinas. El reciente desastre de la plataforma Deepwater Horizon de BP en el Golfo de México ha obligado a reconsiderar el «drill, baby, drill». Obama no ha renunciado explícitamente a autorizar más pozos en el mar como sí ha hecho el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, pero ahora mismo parece impensable.
A por los molinos de viento, entonces. No sin lucha, claro: habrá 40 turbinas menos de las inicialmente proyectadas, deberán pintarse todas de color blanco roto para minimizar su contraste con el mar y el cielo sin dejar de ser visibles para las aves, habrá que tomar toda clase de medidas para minimizar el impacto en la costa y habrá que aportar informes arqueológicos para garantizar a las tribus indias de la zona que nada perturba el reposo de sus ancestros. Y sin embargo se mueve.
Gracias a:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes comentar adecuadamente al respecto de los temas que te esten dando!