Físicos de la Universidad de California Berkeley (EE.UU.) han grabado por primera vez con gran detalle el proceso de la colisión de un cometa contra el Sol, unas imágenes obtenidas desde los puntos de vista de dos naves gemelas colocadas de forma opuesta, que reflejan cómo el bólido acaba muriendo atrapado por nuestra estrella. En contra de lo que creían los investigadores, el cometa tardó mucho más de lo esperado en desvanecerse en las temperaturas infernales del Sol.
Los científicos utilizaron las naves espaciales gemelas STEREO (Solar Terrestrial Relations Observatory), lanzadas en 2006 por la NASA, para calcular la trayectoria del cometa cuando éste se acercaba a nuestra estrella. El objetivo era seguir su órbita. Dos días antes del impacto, los científicos ya estaban sobre la pista. La zona de choque se estimó en un círculo de 1.000 kilómetros de diámetro. Las particulares imágenes que acompañan estas líneas pudieron ser obtenidas porque una de las naves idénticas está situada delante de la Tierra, y la otra, detrás, lo que proporciona una «visión en estéreo» del Sol. Después, los investigadores analizaron los datos en el observatorio solar Mauna Loa de Hawai, y descubrieron lo que parece ser un cometa que se acerca por detrás del disco solar para después morir.
Entero a 100.000 grados
«Creemos que es la primera vez que se ha realizado a un cometa un seguimiento de este tipo», afirma Claire Raftery, miembro del equipo investigador. Durante seis minutos, el cometa aparece a unos pocos miles de kilómetros sobre la superficie de Sol, cuya corona -lo que vemos desde la Tierra cuando se produce un eclipse- puede alcanzar los dos millones de grados centígrados. Debido a que la cola del cometa es relativamente corta, unos 3 millones de kilómetros de longitud, los científicos creen que contenía elementos más pesados que no se evaporan rápidamente. Esto explicaría por qué penetra tan profundamente en la cromosfera (una capa de la atmósfera solar) y sobrevive al viento solar y a temperaturas extremas antes de evaporarse por completo.
Estos cometas que se acercan al Sol, compuestos de polvo, roca y hielo, rara vez pueden ser observados, ya que su brillo desaparece ante la potencia del disco solar. Al parecer, el cometa del vídeo desapareció en la cromosfera, evaporándose a 100.000 grados Kelvin. Raftery y sus colegas concluyen que pertenece a la familia de los cometas Kreutz, un enjambre de rocas troyanas -probablemente resultantes de la desintegración de un cometa más grande- expulsadas de sus órbitas por Júpiter en 2004. El que nos ocupa ahora tomaba su primer y único giro alrededor del Sol.
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