El presidente estadounidense, Barack Obama, intenta restablecer una confianza mutua entre los dos principales partidos del sistema político del país sobre la cuestión del derrame de crudo en el Golfo de México. En su tradicional mensaje sabático para la radio e Internet informó de que está creando una comisión bipartidista para investigar el caso.
Obama nombró dos destacados representantes de los principales campos políticos para que presidan la comisión. Son el senador demócrata y antiguo gobernador, Bob Graham, y el ex director de la Agencia de Protección Ambiental en la Administración republicana de George Bush padre, William Reilly.
El mandatario explicó que intentaba contar con otros cinco miembros en el organismo que examinaran todo, desde las causas del derrame hasta la toma de decisiones en el Servicio de Manejo de Recursos Minerales, la agencia federal que otorga derechos para taladrar pozos. Señaló que “la relación demasiado amistosa” entre las compañías energéticas y las agencias que las regulan, había sido motivo de inquietud desde hace tiempo. "Quiero saber si las leyes que tenemos no son adecuadas para prevenir un derrame petrolero de esta magnitud, o si no hacemos cumplir esas leyes", aseveró en su mensaje.
Según prometió Obama, EE. UU. volvería a iniciar la perforación de cateo en su plataforma continental, siempre y cuando las autoridades se aseguren de que no existen las causas que llevan al derrame similar a la de la reciente catástrofe. “Debemos explotar los yacimientos internos del petróleo y gas”, reconoce el presidente. “Puesto que el golfo de México nos da el 30% del volumen de la extracción de crudo, podrá desempeñar un papel importante para abastecer nuestra seguridad energética en el futuro. Pero podremos seguir taladrando la plataforma sólo cuando tengamos garantías de que no se repitiría la catástrofe similar...”
Por su parte, la petrolera BP prometió el sábado ser "transparente" en su respuesta a la contaminación del golfo de México. Expresó su “compromiso permanente” de cooperar en una carta enviada al Departamento de Seguridad Nacional y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
La compañía informa que emprendió un esfuerzo imprescindible para informar a la sociedad de lo que está ocurriendo en su página web donde, a través de una cámara submarina, transmite en directo el petróleo que sale del pozo. BP tuvo que tomar esa medida por la presión gubernamental y ciudadana para conocer la cantidad real de crudo que se escapa a las aguas del golfo.
De la carta oficial se sabe, además, que la semana próxima la petrolera realizará una nueva operación para tratar de taponar el flujo. La operación consistirá en la introducción primero de líquidos pesados y después de lodo y cemento que al endurecerse podrían taponar la fuga causada por la explosión del pasado 20 de abril.
El intercambio de mensajes siguió la información de que el área contaminada alcanzó inmediatamente las costas de todos los cuatro Estados sureños, que desde finales de abril trataban de contener la marea negra, siendo declarados en emergencia. Aunque el daño ecológico se enumere actualmente con unos valores pequeños (se han registrado cerca de 200 animales muertos en la zona), la catástrofe sigue considerándose inmensa y la mayor en la historia estadounidense.
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