Hace tan sólo un mes el presidente Barack Obama aseguró que eran imposibles los derrames petroleros como el que actualmente se vive en el Golfo de México, tras el hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon, contratada por British Petroleum (BP).
"Las plataformas petroleras de hoy no causan derrames. Ellas son tecnológicamente muy avanzadas", dijo Obama el 2 de abril durante una visita a Carolina del Norte, cuando defendía su recién anunciada política de permitir exploraciones petroleras costa afuera por primera vez en 30 años.
"Incluso durante (el huracán) Katrina los derrames no vinieron de las plataformas sino de las refinerías en la costa", remató el mandatario sin sospechar que apenas unas semanas despúes sería desmentido por los efectos del que podría convertirse en el peor desastre ecológico en EE.UU.
Por lo pronto, los hechos forzaron al presidente a tragarse sus palabras y a que su gobierno suspenda temporalmente el plan de nuevas perforaciones con el que aspiraba construir la independencia energética de un país sediento de petróleo. La pregunta es qué tan "temporal"será esa suspensión.
"Muerto al nacer"
La semana pasada, a diez días del inicio del derrame, la Casa Blanca anunció la suspensión de las futuras perforaciones costa afuera hasta que se revise el accidente de la plataforma de BP, para complacencia de ecologistas y políticos que criticaron la decisión original.
"No quisiera estar el lugar de Obama", aseguró Rick Kurtz, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Michigan.
"Obama está en medio de agua hirviendo. Tú vienes y dices que apoyas más perforaciones costa afuera y luego pasa esto. Tienes un potencial problema político en tu cara", afirmó Kurtz.
Pero el problema parece que no se está generando en la oposición republicana, sino entre muchos congresistas del Partido Demócrata y entre grupos ecologistas, algunos de los cuales conformaron la base política que llevó a Obama a la presidencia.
El senador demócrata por Florida Bill Nelson, uno de los detractores del plan energético de Obama, aseguró que la idea de nuevas exploraciones marinas "estaba muerta al nacer" en lo que al Congreso se refiere.
Llamada de atención
"Es prematuro calibrar el impacto del derrame en los contratos futuros", afirmó Frank A. Verrastro, experto en energía del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington.
Sin embargo, Verrastro considera "posible"especular con qué se establecerán controles y regulaciones más estrictas, así como nuevas exigencias de seguridad, que considera que resultarán de las revisiones que vienen.
"Mientras que algunos grupos y políticos han usado el accidente para reforzar el llamado para reestablecer la moratoria en exploración costa afuera, el gobierno ha adoptado la pragmática y pensada aproximación de postergar nuevas concesiones a la espera de conocer qué fue lo que causó el accidente", dijo Verrastro.
El presidente Obama ordenó a su secretario del Interior, Ken Salazar, que en un plazo de un mes presente un informe sobre qué nuevas tecnologías se necesitan para reforzar la seguridad de las plataformas de perforación y evitar derrames en aguas profundas.
"Esto lo cambia todo y las consencuencias serán duraderas e irreversibles, ecológica y políticamente", aseguró Richard Charter, en un comunicado en la página web de Defensores de la Vida Salvaje, una organización ecologista basada en Washington.
"Esperamos que esta catástrofe sirva de llamada de atención para que el Congreso apruebe una legislación intergral sobre cambio climático que nos ponga más allá de la perforación a lo largo de nuestras frágiles costas", dice Charter en el escrito.
Problema bipartidista
La búsqueda de petróleo en la plataforma marina siempre ha sido un tema ambientalmente delicado.
En 2008 la propuesta de la campaña republicana en materia energética podía resumirse en la frase "taladra, nena, taladra", que acuñó la entonces candidata a la vicepresidencia, Sarah Palin, en referencia a la exploración en Alaska, en el estado del que era gobernadora.
Quizá por eso los republicanos han sido muy cautos a la hora de criticar la respuesta de la Casa Blanca al accidente en el Golfo de México, como demuestra la posición expresada por Palin y otros líderes republicanos.
"Incluso con la más estricta supervisión del mundo, los accidentes pasan. Ninguna empresa humana carece de riesgos", puso en días pasados en su página de Facebook , Sarah Palin, quien insistió en la pertinencia de su grito de campaña.
Legado de Katrina
Sin embargo, a medida que la mancha de crudo se expande y con ella el daño potencial que puede causar al delicado sistema de pantanos y humedales de la costa sur de EE.UU., hay voces que señalan la "lentitud" del gobierno en responder al desastre.
Algunos incluso lo comparan con la muy criticada actuación del gobierno de George W. Bush tras el paso del huracán Katrina en agosto de 2005, a lo que el portavoz presidencial, Robert Gibs, dice no encontrar similitudes más allá de la geografía.
Katrina fue un punto que marcó la presidencia de Bush, por eso en la Casa Blanca no desean ni pensar que el derrame pueda llegar a tener el mismo efecto para el gobierno de Obama.
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