Representantes de varios países retomaron este viernes por primera vez las conversaciones sobre el clima desde el fracaso de la Cumbre de Copenhague en diciembre pasado.
En Bonn, Alemania, y bajo el auspicio de la Organización de Naciones Unidas, se iniciaron las negociaciones en medio de una gran incertidumbre sobre el futuro de este proceso.
Los países en desarrollo no confían en que la convención climática de la ONU sea el foro adecuado para negociar un acuerdo global, pero quieren alcanzar un pacto para fin de año.
Pero otros, especialmente Estados Unidos, consideran que ésto no es políticamente viable.
Algunos delegados temen que todo el proceso colapse, dada las divisiones y la falta de confianza.
"Entre los países desarrollados hay voluntad política. Están trabajando por llegar a un acuerdo que incluya una mayor reducción de emisiones que el Protocolo de Kioto", le dijo a Martin Khor de la BBC, director ejecutivo de Centro del Sur, una organización intergubernamental de países en desarrollo.
"Si hay o no voluntad política entre las naciones industrializadas, eso es otra cosa", agregó.
Los países en desarrollo han estado presionando para concretar una serie de encuentros preparatorios este año -al menos cinco- para que las diferencias en el texto de un nuevo acuerdo puedan resolverse a tiempo para la reunión que tendrá lugar en México, en noviembre y diciembre.
Pero los delegados en Bonn dicen que los países desarrollados se oponen y quieren convocar una sola reunión antes de noviembre, lo cual haría casi imposible llegar a un nuevo tratado global o incluso a un acuerdo marco.
Los análisis publicados tras la Cumbre de Copenhague indican que, si no se aplican recortes a las emisiones en un futuro cercano, será muy difícil mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2ºC, límite que si se supera, dicen los expertos, puede tener consecuencias peligrosas para el clima.
Problemas internos en Estados Unidos
Estados Unidos, en particular, se encuentra en una situación compleja en cuanto a su legislación.
Según algunos analistas, un proyecto de ley presentado al Senado en septiembre pasado no tiene muchas posibilidades de ser aprobado.
Un grupo de senadores de varios partidos han estado trabajando en uno nuevo, que contiene concesiones para algunos estados e industrias.
Pero esta versión, si se aprueba, puede reducir las emisiones de EE.UU. en mucho menos del 17% (desde los niveles de 2005 para 2020) que el presidente Barack Obama prometió durante su alocución en Copenhague.
"El gobierno es muy escéptico sobre su habilidad para llegar a un acuerdo legal que reemplace al Protocolo de Kioto o que lo amplíe, debido al clima político en el país", afirmó Alden Meyer, director de Estrategias y Políticas de la UCS (Union of Concerned Scientists).
Meyer, además, no cree que el creciente escepticismo sobre los argumentos científicos que avalan el cambio climático -algo que muestran algunas encuestas de opinión en EE.UU.- pueda influenciar el proceso legislativo.
"El debate fabricado sobre la ciencia del cambio climático es, desde nuestro punto de vista, sólo una excusa para los senadores que se oponen para no hacer lo que, de todos modos, no iban a hacer", dijo.
Presión
Apenas terminada la Cumbre de Copenhague, EE.UU. parece haber formado una poderosa alianza con el grupo de países formado por Brasil, China, India y Sudáfrica.
Al parecer, estos países consideraron el acuerdo -de naturaleza voluntaria- más atractivo que las negociaciones tradicionales y los compromisos vinculantes.
Sin embargo, estos países confirmaron ahora que la convención del clima de la ONU (UNFCCC, por sus siglas en inglés) debe ser el organismo soberano para las conversaciones internacionales sobre clima.
Más de 120 países enviaron cartas al secretariado de la UNFCCC diciendo si ratificaban o no el acuerdo.
La mayoría lo aprobó, pero muchos con la aclaración de que lo consideran sólo una declaración política que en el futuro se transformará en un acuerdo completo, y que, ciertamente, no es un documento que reemplaza a ese futuro acuerdo.
Algunas fuentes sostienen que EE.UU. está presionando a los países en desarrollo pequeños para que avalen el acuerdo, con el argumento de que no podrán recibir ayuda financiera de las naciones ricas a menos de que lo hagan.
Si bien estas acusaciones parecen estar enturbiando unas relaciones que ya son tensas, todo parece indicar que la Unión Europea se está preparando para ceder frente a uno de los principales reclamos de los países en desarrollo: que los países ricos hagan mayores recortes de sus emisiones bajo el Protocolo de Kioto.
En un documento publicado la semana pasada, el Reino Unido aseguró que está dispuesto a considerar esta idea y otros líderes europeos también se mostraron dispuestos.
Aunque, si la UE se mueve formalmente en esa dirección, colocaría al bloque en una posición incómoda frente a sus aliados tradicionales como EE.UU, Canadá y Japón.
El encuentro de Bonn finaliza el domingo.
El-prototipo2. Pide apoyo del pueblo, para que se una y Copenhague se den como deben ser
Se quiere un cambio , pero no un daño para todos
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